¿Cómo jugaremos en el futuro?
Con mucho cuidado, eso siempre, pero lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta cómo vamos a jugar en el futuro. Nadie excepto yo. He tenido la oportunidad de viajar en el tiempo y he visto cosas. Cosas que nadie va a creer, pero ¿quién va a estar aquí dentro de 100 años para decirme “no diste ni una, cabrón”?
Olvidaos de las consolas y los PCs. En el año 2114 no quedará ni rastro de las máquinas de Microsoft, Nintendo o Sony. Tampoco de los armatostes, cada vez más pequeños, eso sí, que ahora conocemos como “torre del PC”. Qué torre ni qué torra, si todo debería estar ya integrado en el monitor como sucede en algunos modelos… ¿Las Steam Machines de Valve? Desaparecidas. Dentro de 100 años volveremos a las calles a darnos de palos.
En realidad no seremos nosotros los que vayamos a partirnos la cara al oscuro callejón de al lado, sino nuestro propio Doppelgänger virtual. Sólo tendremos que sentarnos en nuestro sofá (como ahora), colocarnos un dispositivo especial en la cabeza a modo de casco (menos aparatoso que un Oculus Rift, nada que ver con el trasto de la imagen) y enviar las órdenes: puñetazo fuerte, patada baja y machacar en el suelo. Lo mejor de todo es que, por fin, podremos pedir pizza con tan solo pensar en ello. Todo son ventajas en el futuro.
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