Cinco cosas que creemos que conseguiremos al apuntarnos al gimnasio, ¡pero no!
Enero es un mes en el que nos suelen entrar los nervios y nos ponemos manos a la obra para buscar un gimnasio desesperadamente. Seguro que todos estamos emocionados con esta posibilidad y más aún con la de ponernos cañón. Si preguntamos a la mayoría de los que nos apuntamos al gimnasio en esta época, seguro que tenemos la vista puesta en mil objetivos que seguro no se van a cumplir, porque nos hacemos una idea errónea de lo que vamos a conseguir.
Cuerpo diez
Para muchos apuntarse al gimnasio es como que automáticamente conseguiremos un cuerpo diez. Nada que ver con la realidad, y es que a estas personas alguien debería decirles que es necesario el trabajo y el esfuerzo para conseguir los objetivos que andamos buscando. Es cierto que al principio todo se ve de diferente manera porque la progresión es más rápida, pero al estancarnos las cosas ya no se verán tan de color de rosa.
El remedio para que las mujeres se rindan a nuestros pies
Otros muchos piensan que por ir al gimnasio todas las mujeres se rendirán a nuestros pies. Seguro que al principio fardaremos y nos creeremos más importantes por ir al gimnasio. Nada más lejos de la realidad, y es que ahora mismo con los low cost y la cantidad de oferta que hay todo el mundo va al gimnasio. No vamos a ser nada especiales por apubtarnos, así que si tenemos estas espectativas, ya podemos quitárnoslas de la cabeza porque no nos van a funcionar.
La mejor manera de socializar
Seguro que otras personas se apuntan al gimnasio porque ven en ello una oportunidad para socializar y hacer amigos. En algunos casos puede pasar, pero no suele ser lo habitual, ya que cada uno va a lo que va, a entrenar. Lo máximo que podemos socializar es diciendo hola y adios, pero nada más. Si optamos por intentar hacer amigos seguro que no entrenaremos en absoluto o dilateremos los entrenamientos hasta el máximo.
Ser los más aplicados del gimnasio
Otra aspiración que solemos tener al apuntarnos al gimnasio es ir al mayor número de clases. De hecho cuando preguntamos si hay actividades y nos dicen que sí, nos solemos emocionar con los horarios y queremos ir a todas las clases. Cuando bajamos a tierra la cosa es distinta y nos damos cuenta que no nos va a dar ni tiempo ni nos van a gustar todas las clases, y mucho menos el cuerpo nos va a responder para empalmar una con otra, y es que en la tele todo es más bonito y los profesores ni sudan y aparecen sonrientes, pero en la vida real no es así ni de lejos.
Hacernos los listillos
Ser los más listos del gimnasio es otra cosa que creemos antes de apuntarnos, pero cuando llegamos y nos ponemos manos a la obra no solemos saber ni por donde nos pega el aire, así que nada de dar las cosas por sabidas. Es necesario que nos dejemos asesorar por los monitores de sala, y sobre todo que aprendamos a manejar la s máquinas. De nada sirve llegar y ponernos a entrenar, porque seguro que trabajaremos piernas cuando realmente nos toca trabajar hombros.
Fotos | Army Medicine/USAG Vicenza/ Kenny Holston 21
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