Sean Connery, el perfecto agente accidental
Si habéis estado en Edimburgo estaréis de acuerdo conmigo: a los escoceses les han colgado el sambenito de ser más que tacaños pero en realidad son unos exagerados. Es que si no, no se entiende: ¿Cómo se las arreglaba Sean Connery en sus días de lechero? Todo Edimburgo afirma que, allá a mediados de los años 40, era el mismísimo James Bond el que les llevaba cada día a casa la leche fresca y la mantequilla.
Sí, hubo un tiempo, corto, en el que a Sean Connery era más fácil encontrarlo con un buen vaso de leche en la mano que con un Martini con vodka mezclado, no agitado. Eso cambió en 1962, cuando este escocés espigado, fortachón y de peinado ralo fue escogido para encarnar al agente secreto más conocido de la historia del cine: Bond, James Bond.
La opción 007
Y lo fue en contra de la opinión de su creador, Ian Fleming, y de los productores de la cinta, Albert R. Broccoli y Harry Saltzman. Los tres, al menos de buen principio, tenían en mente otro tipo de actor para encarnar a 007. Alguien, como dicen allá en las islas, suave, sofisticado, seductor. Querían a Cary Grant. Pero toparon con tres problemas: era demasiado caro, demasiado viejo y no quería comprometerse a rodar más de una película. Hoy, desde la distancia, vemos un cuarto: era demasiado americano. Por aquél entonces Bond era todavía un proyecto de franquicia, no un motivo de orgullo patriótico. Hoy nos sorprendería que un actor estadounidense encarnara a uno de los símbolos nacionales ingleses. O puede que no tanto: Sherlock Holmes, otro santo y seña de la literatura y cine británicos ya ha caído en manos de una estrella de Hollywood, aunque en su defensa, Robert Downey Jr. Pasó buena parte de su infancia en Inglaterra. Y a los puristas bondianos se les debe recordar que George Lazenby, el segundo 007, era australiano. De acuerdo, Australia forma parte de la Commonwealth y su Reina sigue siendo LA Reina…. pero era australiano. ¿A alguien le sorprende que solo aguantara una entrega? Y encima, en su película, ‘007 al servicio secreto de su majestad’ (1969), se casaba. Por amor. Y hay quien pone el grito en el cielo porque Daniel Craig va a pasarse a la cerveza…
Hablábamos de la lista: James Mason –el enemigo de Grant en ‘Con la muerte en los talones’ (Alfred Hitchcock, 1959)– solo se comprometía a rodar dos entregas; Steve Reeves decidió que los péplum eran el futuro (¡) ; Patrick McGoohan –creador y protagonista de la revolucionaria serie de TV ‘El Prisionero’– rechazó el papel por motivos morales; Rex Harrison también era demasiado viejo; y Richard Burton… demasiado Richard Burton. Sean Connery era la séptima opción. Era grande, fuerte, guapo y se movía como un gato pero no era inglés, ni de clase alta ni tampoco muy refinado: era escocés, obrero y tosco. Se tuvieron que conformar con él. Y no les fue mal.
Una confesión: mi James Bond fue Roger Moore, el tercer actor en encarnarlo. Después vinieron Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig. Lo de Moore no es ninguna rareza, es algo que nos sucede a la mayoría de mi generación, los nacidos en los años 70. Mi primer 007 en el cine fue ‘Panorama para matar’ (1984) y tengo que reconocer que, inocente de mí, me parecía increíble que rodara él mismo todas sus escenas de acción sin dobles. ¡Qué tipo! No fue hasta años después que descubrí al, primero, al original, al agente de Sean Connery. Y no me refiero al de ‘Nunca digas nunca jamás’ (1983), que además de no formar parte del cuerpo canónico de la franquicia es un regreso que Connery podría haberse ahorrado, sino al de las primeras entregas: Desde Rusia con Amor (1963), ‘James Bond contra Goldfinger’ (1964), ‘Operación Trueno’ (1965) o ‘Solo se vive dos veces’ (1966). Puede que Moore fuera mi primer Bond, pero el único 007 del cine ha sido Sean Connery.
50 años al servicio de su majestad
Este año se cumple el 50 aniversario del primer film de la saga, ‘Agente 007 contra el Dr. No’. El 26 de febrero de 1962 arrancaba el rodaje inglés en los estudios Pinewood, en Buckinghamshire, a poco de Londres. Terence Davis, su director, y buena parte del reparto y equipo técnico llegó tarde al plató porque caía un temporal de órdago. Ocho meses después, el 5 de octubre, Londres se vestía de gala para presenciar su estreno. A su salida, Ian Fleming no tuvo ningún reparo en decir que le había parecido espantosa. El tiempo, no obstante, lo cambia todo. Y el dinero aún más. Tras su éxito, Fleming no dudó en proclamar a Connery como un Bond ideal y añadir algo de su actor al personaje: sus orígenes escoceses. Un elemento que jugará un rol importante en la 23ª entrega de la saga, ‘Skyfall’, que llegará a los cines de todo el mundo este otoño para celebrar los 50 años de servicio de James Bond al mundo del cine.
En Gran Bretaña ‘Skyfall’, la tercera aparición de Daniel Craig como 007, esta vez con Javier Bardem como rival, se estrenará el 26 de octubre. Cinco días después se podrá ver en España. Mientras tanto, hay un par de opciones para celebrar este aniversario. La primera ya es posible y es toda una tentación para los bondófilos y los amantes de los coches: Bond in Motion, una exposición en el museo del motor de Beaulieu abierta hasta el mes de diciembre. Para la segunda ya se pueden comprar entradas pero no se inaugurará hasta el 6 de julio, Designing 007, una increíble muestra en el Barbican de Londres con la mayor colección de diseños, bocetos y elementos de atrezzo de la saga. Un par de excursiones pare ver mezcladas, sin agitarse.
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