San Antonio Spurs y el talismán de los años impares
Quien subestima a los San Antonio Spurs lo hace bajo su propia responsabilidad. Estos viejóvenes llevan dando guerra y plantando cara a todo el resto de equipos de la NBA desde 1998/99, el año en el que ganaron el primer campeonato en la historia de la franquicia, y todos los que los acusan de estar viejos y necesitar una renovación desde hace ya varias temporadas (desde que cayeron en primera ronda de Playoffs ante Dallas, por 4-1, en 2009, por ejemplo), terminan teniendo que comerse sus palabras. Ni los 37 años de Tim Duncan, el físico castigado y lastrado por las lesiones de Manu Ginóbili, el experimento fallido en las últimas temporadas de Richard Jefferson o la sensación de que no tienen ninguna estrella en potencia para sustituir a su jugador franquicia pueden tumbar así por las buenas a los tejanos.
Lo más curioso de esta década larga en la que Gregg Popovich ha dirigido desde el banquillo a los Spurs es que los cuatro anillos de campeón, de momento, que han ganado han sido siempre en año impar, y nunca han perdido cuando han alcanzado las Finales. Esta temporada tendrán otra vez la oportunidad de luchar por el campeonato, de nuevo en año impar (2013), casi con el mismo núcleo intacto de las anteriores ocasiones y supliendo su falta de frescura física con la experiencia y la frialdad en los momentos decisivos que da la edad. A la espera de ver qué ocurre este año, así fueron los cuatro títulos anteriores de San Antonio.
El primero (1999)
Durante la primera década de los 90, los Spurs tuvieron como jugador franquicia a uno de los mejores pívots de la historia de la NBA, David “el Almirante” Robinson, pero no lograron llegar más que a la final de la conferencia Oeste en 1995, cuando cayeron eliminados por los Rockets de Hakeem Olajuwon, a la postre campeones. Al año siguiente, ni siquiera conseguirían clasificarse para los Playoffs, pero su suerte empezaría a cambiar al lograr, vía draft en 1997, a un joven ala-pívot llamado Tim Duncan. Duncan formaría con Robinson una pareja interior temible, unas “torres gemelas” que tendrían su mejor versión en las Finales de 1999 contra los Knicks. Los 31 puntos con los que terminó el quinto partido no sólo cimentaron el título de los Spurs, sino también el MVP de las Finales para él, y el comienzo de una época dorada para la franquicia cuyo brillo todavía se nota hoy.
El segundo (2003)
La última temporada como profesional de David Robinson coincidió con el segundo MVP consecutivo para Duncan, y no pudo tener mejor cierre que el anillo. Sus rivales en las Finales fueron unos Nets que las alcanzaban por segundo año seguido, después de perder el anterior ante los Lakers, y que no podrían más que ganar dos partidos ante San Antonio. Los de ‘Pops’ protagonizaron la serie más épica en las semifinales de conferencia, eliminando a los tri-campeones angelinos en seis encuentros, y tuvieron que pelear para derrotar a los Mavericks en la final del Oeste, superando una desventaja de quince puntos en el sexto partido, gracias a los triples de un tal Steve Kerr.
El tercero (2005)
Los Spurs no tuvieron que esperar tanto para ganar su tercer anillo como hicieron para el segundo. Sólo dos más tarde, de nuevo en impar, se encontraron en las Finales con un rival muy duro, los Pistons de Ben Wallace, Chauncey Billups, Richard Hamilton y compañía, que defendían el campeonato ganado la temporada anterior. Detroit y San Antonio habían sido las dos mejores defensas de la liga durante la campaña, y la serie se consideraba impredecible. De hecho, se decidió en el séptimo encuentro en tierras tejanas, con Duncan llevándose otra vez el MVP de las Finales.
El cuarto (2007)
El último anillo de los Spurs hasta el momento lo conquistaron ante los Cavaliers de LeBron James, que visitaba por primera vez las Finales. La inexperiencia de Cleveland en estas lides se dejó notar, y San Antonio se llevó la serie con un contundente 4-0, y el MVP de las Finales para Tony Parker. En aquellos Playoffs destacó también el toque para los tiros decisivos en el último segundo de Robert Horry, y Manu Ginóbili se consolidó todavía más como uno de los mejores “falsos suplentes” de la NBA.
Los Spurs son la franquicia en la que se miran todas por su manera de construir y dirigir al equipo (el ascenso de los Oklahoma City Thunder está claramente modelado en el éxito de San Antonio), y no dejan que estar en un mercado pequeño les impida albergar grandes ambiciones. Al fin y al cabo, ya en los tiempos de la ABA eran uno de los equipos con los que siempre había que contar en la lucha por el título, y aunque han atravesado épocas muy buenas a lo largo de su historia, ninguna puede compararse con los 16 años en los que Gregg Popovich ha ocupado su banquillo, dando una lección en cómo recuperar a jugadores que parecían perdidos (como Boris Diaw el año pasado) y en cómo encontrar perlas en el draft ya casi en la segunda ronda. ‘Pops’ no es un entrenador de trato fácil, pero garantiza resultados con su estilo eficiente, que busca ganar más que dar espectáculo.
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