La última vez estaban en el césped Donato, Schuster, Futre, Sanchis, Hierro y Luis Enrique; esta vez es el turno de Falcao, Diego Costa, Mario Suárez, Cristiano Ronaldo, Xabi Alonso y Özil. 21 años después, Real Madrid y Atlético de Madrid se vuelven a enfrentar en una final de la Copa del Rey. Será la quinta ocasión en que se vean las caras en el partido decisivo del torneo del K.O. y el último capítulo de una rivalidad legendaria que tiene su origen, precisamente, en la primera edición del torneo copero.

El origen

Todo empezó en el Hipódromo de Madrid, el 8 de abril de 1903. Allí, con la presencia 10.000 espectadores, Madrid F. C. y Athletic Club de Bilbao se disputaban la primera edición del Campeonato de España, precursor de la actual Copa del Rey. En el descanso, el Madrid F. C. (hasta 1920 no recibiría el título de Real concedido por Alfonso XIII) dominaba por 2-0, con goles de Romero de Tejada y Sánchez Neyra, pero en la reanudación el Athletic consiguió darle la vuelta al partido. Cazeaux, Montejo y Alejandro de la Sota colocaron el marcador definitivo en 2-3, por lo que la Copa, cedida para la ocasión por Alfonso XIII, fue a parar a Bilbao.

Al calor de la emoción del partido y excitados por la remontada, un grupo de bilbaínos presentes en el Hipódromo, estudiantes de la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid, decidieron formar un nuevo equipo en la capital, una idea que ya llevaba germinando desde la disputa un año antes de la Copa de la Coronación. El 26 de abril se fundaba el Athletic Club de Madrid, que durante sus primeros años de vida (hasta 1921) actuó como sucursal madrileña del Athletic Club de Bilbao.

Ya desde su mismo nacimiento, por tanto, el Atlético de Madrid nació con el objetivo de rivalizar con el otro club de la capital. Sus primeros enfrentamientos tuvieron lugar en el Campeonato Regional Centro. En aquellos torneos fue creciendo un antagonismo que se trasladó a partir de la temporada 1928/29 al torneo de Liga. El 23 de febrero de 1929 se jugó el primer derbi liguero en el viejo Estadio de Chamartín, con victoria madridista por 2-1. El gol inicial de Marín para los visitantes fue contrarrestado por un doblete de Triana.

En 1959 se produjo el único enfrentamiento entre ambos clubs en la Copa de Europa. Madrid y Atlético se cruzaron en las semifinales de la competición. Los blancos vencieron en Chamartín por 2-1 y el Atlético hizo lo propio en el partido de vuelta. El 1-0 del Metropolitano abocó a un encuentro de desempate, a disputar en Zaragoza. En La Romareda adelantó Di Stefano a su equipo, empató Collar para los rojiblancos y el decisivo gol de Puskas enfiló al Madrid hacia su cuarta Copa de Europa consecutiva.

Cuatro finales

Un año después de aquel enfrentamiento europeo tuvo lugar la primera final de Copa entre los dos clubs madrileños. En el Santiago Berbabéu, el Atlético de Collar, Adelardo, Jones y Peiró derrotaba al Madrid de Puskas, Gento y Di Stefano por 3-1. Se repitió la final un año más tarde, en el mismo escenario y casi idéntico resultado: 3-2 para los colchoneros. La entonces Copa del Generalísimo se quedaba en las vitrinas rojiblancas. Hasta 1975 no se pudo tomar revancha el Madrid de la doble derrota. La final disputada en el Vicente Calderón terminó con empate sin goles y en la tanda de penaltis las paradas de Miguel Ángel a los lanzamientos de Irureta y Salcedo dieron la victoria a los blancos.

La última final data de 1992. Disputada de nuevo en el Bernabéu, el partido entre el Madrid de una declinante Quinta del Buitre y el Atlético de Futre deparó victoria para los rojiblancos, con goles del portugués y el alemán Bernd Schuster, que un par de años antes había vestido la camiseta blanca.

Cambiando cromos

No fue Schuster, ni mucho menos, el primer futbolista que militó en ambos equipos. Para encontrar a los precursores hay que remontarse a nombres como Luis Olaso y Cosme Vázquez, que en 1929 sustituyeron los colores rojiblancos por los blancos. El puertorriqueño Eduardo Ordóñez, que había llegado al Atleti en 1927, jugó cedido durante la temporada 1932/33 en las filas madridistas, como contraprestación por el fichaje de Gaspar Rubio. Al terminar la temporada regresó al Atlético, donde se mantuvo hasta 1935. La historia completa de Ordóñez, que llevó a juicio al Atlético por impago, convirtiéndose en pionero en la lucha de los derechos del futbolista, merece ser contada detenidamente en otra ocasión.

Ramón Grosso, delantero del Madrid durante 12 años e integrante del famoso equipo yeyé de los 60, jugó durante unos meses en la temporada 1963/64 cedido en el Atlético de Madrid, al que ayudó a mantenerse en Primera. Otro gran símbolo del madridismo, Juanito, inició su carrera en las categorías inferiores del Atlético y llegó a debutar en el primer equipo, pero una fractura de tibia rompió su progresión y acabó en el Real Burgos, club que le sirvió de trampolín para recalar en el Real Madrid.

Pocos jugadores tan identificados con el club colchonero como Luis Aragonés. Sin embargo, Luis inició sus pasos en la cantera del Real Madrid, aunque nunca llegó a debutar en el primer equipo y, tras diferentes cesiones, recaló en el Betis y posteriormente en el Atleti. Similar, pero a la inversa, fue el caso de Raúl González, formado en las categorías inferiores del Atlético, que se marchó al rival cuando Jesús Gil fulminó la cantera rojiblanca.

Probablemente los casos más conocidos de transfugismo entre Atlético y Real sean los de Hugo Sánchez y Bernd Schuster. El mexicano llegó al Madrid en 1985, como gran fichaje de un recién llegado Ramón Mendoza, y sería pieza fundamental en el equipo que ganó cinco ligas, formando delantera con Butragueño. Schuster siguió el camino contrario en 1990. En las últimas décadas, los nombres de Esnáider, Solari, García Calvo, Jurado, Reyes o Juanfran engordan una lista que no deja de crecer.

Fotos| colchonero.com
Fuentes | Historia del Club Atlético de Madrid
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