Motociclismo callejero, El Príncipe Negro y el verdadero Ghost Rider
Alejados de los salarios millonarios, de los patrocinadores en forma de tabacaleras y petroleras, de los viajes en primera clase entre Europa y Japón, y de allí a los Estados Unidos. Los iconos del motociclismo callejero nunca fueron más que pequeños instrumentos de agitación, a veces víctimas de la necesidad y de la propia ignorancia, que protagonizaron vídeos que hoy llamaríamos “virales” pero que en la época de los videoclubs se convirtieron en un rumor, en una leyenda urbana que uno no sabía muy bien si creer hasta que lo veía con sus propios ojos. Guste o no, la figura de un francés apodado “El Príncipe Negro” y la de “Ghost Rider“, el de carne y hueso no el de la cabeza en llamas, ha dejado marca en la cultura de las dos ruedas.
El Príncipe Negro
Corre el año 1989 y Europa vive una época vive una época de cambio. Allá en Europa del este los ciudadanos de los países que formaban la Unión Soviética han mostrado su total recelo a seguir con una situación insostenible y falta poco para que derriben el muro de Berlín. En esta atmósfera Francia es quizás uno de los mejores lugares en los que vivir. El estado de bienestar del que tanto se ha estado hablando hace que los jóvenes puedan disfrutar del tiempo libre y de aficiones tan caras como el motociclismo.
De la nada aparece un vídeo impactante, conmovedor. Pasa de mano a mano, de cinta a cinta, y deja con la boca abierta a todos aquellos que lo ven. El corto no tarda en llegar a La Cinq, uno de los principales canales galos, que lo emite en antena junto a un pequeño reportaje. Ese mismo programa lo tenéis hoy sobre estas líneas.
Montado en una Suzuki GSX-1100R este “piloto” sale a las cuatro de la mañana la Boulevard Périphérique de Paris con el objetivo de recorrerla en el menor tiempo posible. Una acción kamikaze. La gran Suzuki llega a velocidades de 280km/h pasando entre coches cuyos conductores no dan crédito a lo que ven. Once minutos y cuatro segundos después Pascal pasa por “meta” tras haber recorrido sus 35km.
El montaje de televisión le señala como un criminal con una actitud inadmisible y el programa enciende a miles de ciudadanos. Sin embargo, hace meses que su protagonista quiso quitarse la espina de aquella noche y contó a una cadena holandesa cómo ocurrió realmente.
Hoy, con 50 años, Pascal cuenta cómo los propios reporteros acudieron a su grupo de moteros ofreciendo un pago de 50.000 francos a aquel que estuviera dispuesto a realizar tal empresa. Era la época de las Cannonballs en Estados Unidos y la TV francesa no quería perder la oportunidad de ganar audiencia.
Ghost Rider
En 2002 apareció de la nada otro kamikaze, Ghost Rider. Un hombre sueco que fue agente de policía y cuya identidad se conoce desde hace tiempo, Patrick Fürstenhoff, poseedor del caballito a más velocidad en el libro Guinness de los récords (a 307km/h). Se estrenó con el largometraje llamado The Final Ride pero visto el éxito ha continuado con un nuevo DVD casi anual sumando ya seis ediciones.
La venta de estos DVD’s le ha traído unos astronómicos ingresos, en torno a los siete millones de euros en los siete años de acción. Quizás uno entienda ya la razón por la que pone su vida en juego.
Aunque el primer DVD, The Final Ride, llegó por diversión su impacto y la entrada de una productora profesional elevaron los recursos disponibles. En 2003 llegó Goes Wild, en 2004 Goes Crazy in Europe, en 2005 Goes Undercover, en 2008 Back to Basics, la Collection Box en 2010 y 6.66 What The F**k en 2011. Preparan cada escena minuciosamente con un equipo de cerca de 20 personas, cámaras, coches de asistencia y un coche médico por si las moscas.
Ha sido capaz de esquivar la justicia pues jurídicamente nunca han sido capaces de probar que Patrick sea Ghost Rider, nunca muestra su rostro y las motos son alquiladas al Swedish Wheelie Team. Aunque diversos jueces y policías se han puesto en contacto con él durante este tiempo para hacer notar la ilegalidad de sus acciones lo curioso es que junto a ese texto se comenta lo emocionantes que son las películas.
Tras su última hazaña el propio Ghost Rider se vio obligado a pedir a sus fans que compraran la película en vez de descargarla de internet, que es cómo lo han visto la mayoría de las personas que conocen a este individuo.
De momento, tras haber quemado el asfalto y la moral de la policía, Ghost Rider parece haber dejado su Suzuki GSX-R1000 y su colección de súper-deportivos para otros menesteres – la Hayabusa de 500cv la sorteó el año pasado –. Quién iba a decir que la crisis económica acabaría también con “leyendas” de este tipo…
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