Messi tendrá los récords pero nunca será como estos cinco futbolistas
Lionel Messi nos tiene acostumbrados a batir un récord tras otro. El pasado domingo, con sus dos goles frente al Betis, superó la marca de 85 goles en un año natural que estaba de poder del delantero alemán Gerd Torpedo Müller (aunque a raíz del récord de Messi hayan surgido voces que sitúan la cifra en los 107 goles que habría marcado el zambiano Godfrey Chitalu en 1972, marca no reconocida por la FIFA). Muchos hace tiempo sitúan al argentino en el olimpo de los grandes futbolistas de la historia, junto a Di Stefano, Pelé y su compatriota Maradona. Algunos opinan incluso que ya los ha superado a todos ellos. Y solamente tiene 25 años.
Mientras asistimos expectantes a ver dónde está el límite del delantero del Barcelona, podemos jugar a elucubrar sobre aquellos jugadores que Messi nunca será. Porque el rosarino ganará todos los títulos colectivos e individuales, batirá mil récords y puede que se convierta en el mejor jugador de todos los tiempos, pero difícilmente tendrá las cualidades de estos otros cinco genios del balón. Ni falta que le hace, seguramente.
La insolencia de Cruyff
La anécdota, que sucedió a finales de los años 70, la ha contado en más de una ocasión Jorge Valdano. El delantero argentino jugaba entonces en Segunda División, en las filas del Alavés, y un enfrentamiento copero los enfrentó al Barça de Cruyff. Valdano, harto de ver cómo el holandés hacía y deshacía a su antojo, determinando cuándo se había de parar el partido y cuando no, se le acercó y le dijo: “¿por qué no te llevás a tu casa esa pelota y nos das otra a nosotros para que podamos seguir jugando?”. Cruyff lo miró y le preguntó: “¿Cómo te llamas tú?”. “Jorge Valdano”. “¿Cuántos años tienes?”. “20”, contestó Valdano. “A Johan Cruyff, con 20 años, se le trata de usted”, fue la tajante respuesta final del holandés. Más tarde, durante su etapa de entrenador culé, seguiría dando muestras de ese talante arrogante no exento de cierta dosis de sentido del humor.
El porte majestuoso de Sócrates
Con sus 192 centímetros de altura, su barba y su cinta reivindicativa recogiendo el enmarañado pelo, Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira transitó los campos de fútbol de los años ochenta con la misma majestuosidad con que debió de hacerlo Jesucristo sobre las aguas del mar de Galilea. En la memoria queda para siempre la Democracia Corintiana, el experimento democrático que llevó a cabo en el club que lideraba, el Corinthians brasileño, donde todos los integrantes (jugadores, cuerpo técnico y dirigentes) votaban cualquier decisión.
La rabia de Stoichkov
No nos imaginamos a Messi pisando a un árbitro o acusado de agredir a un periodista. Esa rabia que se le escapaba al búlgaro en determinados momentos era seguramente la que, transformada en hambre feroz, le hacía tan competitivo dentro del campo. El apetito de Messi, obviamente, no está en discusión (sus 86 goles lo avalan), pero su naturaleza es muy diferente.
La elegancia de Zidane
Como Maradona, Messi representa el fútbol del barrio, el talento puro pero acaso un tanto tosco, el hambre de fútbol que se abre paso a empellones. Muy diferente al fútbol de seda de Zidane, a la elegancia desplazándose sobre el césped, al ballet en el rectángulo verde. Aunque, eso sí, a este Nureyev a veces su carácter le traía de cabeza. ¿Verdad, Materazzi?
El carisma de George Best
Cuando George Best falleció, en noviembre de 2005, la carrera de Lionel Messi en el primer equipo del Barcelona no había hecho más que empezar. Nunca sabremos, por tanto, lo que el genio de Belfast habría opinado sobre el actual Messi, aunque teniendo en cuenta sus palabras hacia Gascoigne (“No me llega ni a los cordones de la botella”), Beckham (“No tiene zurda, no sabe cabecear, no sabe ganar un balón y no hace goles; aparte de todo eso, está bien”) o el mismo Pelé (“Si yo hubiera nacido feo, nunca habríais oído hablar de Pelé”), cualquier cosa es imaginable.
A los 25 años, edad actual de Messi, George Best ya había iniciado la cuesta abajo de su carrera tras ganar dos Ligas, una Copa de Europa y un Balón de Oro. Con cinco Ligas, tres Champions y tres Balones de Oro, Lionel Messi aún no parece haber alcanzado techo. Pero hay algo que Best tenía que Messi jamás poseerá: un carisma arrollador. Eso es algo que no se compra ni se aprende. “Dicen que me he acostado con siete Miss Mundo, pero exageran: sólo han sido tres”, afirmó el norirlandés en cierta ocasión. Ese récord, mucho nos tememos, parece inalcanzable para el argentino.
Foto | Lionel Messi
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