Las estrellas de Hollywood pueden cautivar por su talento o su belleza, por algo especial que poseen o se les atribuye, pero hay un par de cualidades aparentemente comunes –no lo son– a las que el público otorga un gran valor: la cercanía y la humildad. Que un actor en la cima del mundo, con fama y fortuna, sea capaz de comportarse con sus fans como si fuera un colega, alguien corriente y simpático que se detiene un momento a estrechar la mano, hablar o hacerse una foto con alguien que lo admira, puede tener más importancia que la calidad de su trabajo. He ahí una de las claves del éxito de Mark Wahlberg.

El intérprete estadounidense, actualmente en la cartelera española con dos títulos de indudable tirón comercial como son ‘Dolor y dinero’ (‘Pain & Gain’, Michael Bay, 2013) y ’2 Guns’ (Baltasar Kormákur, 2013), es de esos astros que mantienen los pies en la tierra, a los que el éxito no se les ha subido a la cabeza. O quizá sería más correcto decir que ha sabido lidiar con la situación tras aprender lo necesario sobre sí mismo y sobre el negocio. Como la mayoría de celebrities, Wahlberg se ha esforzado por dejar atrás un pasado que preferiría olvidar, la vergonzosa sombra de Marky Mark, y con el tiempo lo ha conseguido. Ahora es un responsable hombre de familia y uno de los profesionales más respetados del cine norteamericano –nominado al Oscar en dos ocasiones–, de los pocos que pueden levantar un proyecto con su nombre en el cartel.

Wahlberg no es el más guapo ni el más brillante de los actores de entre 35 y 50 años que triunfan en Hollywood, sin embargo, es de los más listos y de los más accesibles. “No va de estrella“, es una expresión que encaja con él. Mantiene su estatus gracias a gestos como el que tuvo recientemente con un par de seguidoras, madre e hija, que se lo encontraron por la calle. Le pidieron una foto. Se hizo dos, una con la madre y otra con la hija, sonriente y permisivo ante el contacto. Naturalmente, la más joven subió en cuanto pudo las imágenes a las redes sociales, con un pequeño gran error; decía que se habían cruzado con… ¡Matt Damon! Enseguida, un amigo le aclaró la confusión, contestando ella, sorprendida y divertida, que Wahlberg les siguió el juego en lugar de aclarar su identidad.

La cosa no acabó ahí. Como puede verse en la imagen de arriba, la estrella no tuvo problema en volver a cruzar la frontera ídolo/fan y decidió compartir en su página de Facebook la captura que estaba circulando en ese momento por Internet, donde quedaba de manifiesto la tremenda metedura de pata de sus supuestas admiradoras –¿o lo eran de Matt Damon?–. Lejos de sentirse ofendido por la confusión o dejar pasar el asunto, Wahlberg prefirió tomárselo con humor y añadir un comentario –”Close enough.“– que disculpaba la confusión. Un sencillo detalle, sin verdadera importancia, que apenas le llevó unos segundos, pero que tuvo el efecto inmediato de mejorar su (ya buena) imagen. Es un actor limitado pero sabe ganarse a la gente, la que luego va a ver sus películas.

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