Los pecados de Iron Man
Cuando hace cincuenta años Stan Lee recibió el encargo de hacer superhéroes de nuevo su mujer le dijo que los hiciera a su manera. Y así lo hizo. Nada de semidioses (o humanos con complejo de Dios). ¿Qué pasa si un humano corriente tiene superpoderes? Se preocupó en humanizar todo lo posible (sin salirse de los parámetros del género) a sus personajes otorgándoles tanto defectos como virtudes. Y Iron Man es uno de sus mayores ejemplos.
Tony Stark es un pecador. Bueno, vale, todos somos pecadores, así que matizaré: Stark es un empresario millonario que firmaba contratos con muchos ceros con los militares mientras su alter ego se enfrentaba a amenazas comunistas… o talibanes según su origen actualizado. Además es atractivo, un playboy de la jet set de Manhattan, le gusta la fiesta, el alcohol, es un viva la virgen… Para que nos entendamos con un ejemplo de otro superhéroe multimillonario: es todo lo que Bruce Wayne finge ser.
Quizás fuera por sus excesos por los que decidió en su momento fingir que bajo la máscara de Iron Man estuviera el guardaespaldas de Tony Stark. No podía desvincularse de un superhéroe que usa toda su tecnología, hay demasiada gente implicada en ello. Para Tony Stark fingir que es alguien que no es él es un alivio. Iron Man no puede ser el pecador de Tony Stark, sino alguien más “noble” que él.
A lo mejor por eso fue por lo que cuando se vio lo suficientemente limpio (ya llevaba un tiempo sobrio) decidió revelar su identidad secreta al mundo. Algo cuyas consecuencias fueron más allá de decir “Hola soy Tony Stark y soy Iron Man”. Sus contratos quedaron invalidados, patentes liberadas, su tecnología al alcance de todo el mundo para bien y para mal. Y como os podéis imaginar en muchos casos fue para mal.
Así lo entendió Warren Ellis cuando inició con ‘Extremis‘ una etapa en la que buscó redefinir a Tony Stark. Y lo hizo enfrentándole con uno de sus mayores miedos: que alguien creara con su tecnología un suero que permitiera a todo el mundo ser un Iron Man humano. Por eso Tony Stark decidió dar el paso definitivo, ingerir el suero extremis.
Según él fue para evitar más muerte y destrucción ya que su propio organismo catalizaría mejor el suero. En realidad fue una muestra más de soberbia por parte del superhéroe, otro pecado que añadir a su lista… y la penitencia iba a ser dura en las aventuras venideras.
La soberbia de Tony Stark fue lo que le impulsó a ser superhéroe, quizás así tendría curas de humildad… que las tuvo. Stark odia ceder el control y no sabe ver cuando una situación se le escapa de las manos, más aún cuando es uno de los hombres más inteligentes (que no listos) del mundo, y cuanto más importante se cree mayores cagadas se tiene. Extremis fue una de ellas, la Guerra Civil y todo lo que supuso otra.
En el patio del colegio de los superhéroes Iron Man siempre sería el que quería destacar. El que estaba por encima de todo… y eso le lleva a crearse amistades y enemistades. Puede que no sea el superhéroe más modélico ni el más virtuoso pero ¿a quién no le tira más un pecador que un beato?
En 1001 Experiencias | Los Vengadores, los héroes más poderosos del cine
En 1001 Experiencias | Robert Downey Jr. un actor de hierro
COMENTARIOS
1