Intentar realizar una lista siempre es tan subjetivo como complicado. Más aún cuando se trata de los cinco mejores partidos de la historia del fútbol. ¿Cómo quedarse con cinco partidos de un deporte que se practica desde hace más de cien años? A la hora de elegirlos, no he querido fijarme sólamente en el buen fútbol de dichos encuentros, o la potencia de los equipos en acción. También le he dado importancia al escenario, la trascendencia del partido y el transcurrir de este. Os invito a que echéis un vistazo, y a que a través de los comentarios nos digáis otros encuentros dignos de mención.

5. Final Mundial 1950: Brasil 1-2 Uruguay

Si entre todos tenemos que escoger un resultado sorprendente en la historia del fútbol, no tardaríamos en ponernos de acuerdo y quedarnos con este partido. Aquella final del Mundial de Brasil 1950, disputada entre los propios anfitriones y Uruguay, y que se saldó con la victoria charrúa en lo que todos conocemos como el Maracanazo.

El mayor estadio del planeta albergaba a 220.000 brasileños que desde ocho horas antes del partido ya daban colorido a las gradas. Eran los preámbulos de lo que prometía ser una gran fiesta. Nadie dudaba de que Brasil se alzaría con la victoria. Incluso vestían camisetas en las que se podía leer “Brasil, Campeón del Mundo”.

Era lógico. Brasil tenía una delantera terrible liderada por Ademir. Un portero y una defensa infranqueables. 220.000 gargantas apoyándoles, y por si fuera poco, el sistema de competición de aquel entonces hacía que el empate les fuera suficiente para ganar el torneo. Pero delante estaba la siempre temible selección uruguaya, siempre ejemplo de garra y pundonor, y con futbolistas interesantes como Schiaffino, Gigghia y el gran Negro Obdulio Varela.

Al final, resultado de 1-2, con remontada uruguaya incluida. No pudieron dar la vuelta de honor. Al campo habían saltados cientos de aficionados que, desconsolados, buscaban una explicación. Declaraban los uruguayos que, incluso habiéndose proclamado campeones, sentían pena al ver las caras desencajadas por la tristeza de todo un pueblo.

Uruguay: Máspoli, González, Tejera, Gambetta, Varela, Andrade, Gigghia, Pérez, Míguez, Schiaffino y Morán.
Brasil: Barbosa, Augusto, Danilo, Juvenal, Bauer, Bigode, Friaca, Zizinho, Ademir, Jair y Chico.

Goles: Friaça (47′), Schiaffino (66′), Ghiggia (79′)

4. Final Liga de Campeones 2004/2005: Liverpool 3-3 AC Milan

El partido más reciente de los cinco. Seguro que todos recordáis aquella final de Liga de Campeones del 2005, en la que el Liverpool remontó un resultado en contra al descanso de 3-0 para terminar levantando su quinta Copa de Europa tras la tanda de penaltis.

Un Liverpool dirigido por Rafa Benítez que se había plantado en la final contra todo pronóstico, aliándose con el sacrificio colectivo y la fortuna, dejando la cuneta por ejemplo al todopoderoso Chelsea de José Mourinho. Y delante, un AC Milán que por entonces era el mejor equipo del continente y plagado de estrellas: Shevchenko en su etapa más dulce, Kakà abriéndose camino hacia el estrellato, la magistral dirección de Pirlo, o una línea defensiva envidiable conformada por Cafú, Nesta, Stam y Maldini.

Sin embargo, el spanish Liverpool de Xabi Alonso y Luis García, entre otros, supo obrar el milagro tras el descanso liderados por un Steven Gerrard que supo transmitir a sus compañeros la garra necesaria para dar la vuelta al marcador. El resto, lo puso un inspirado Dudek tanto en el tramo final del encuentro como en la tanda de penaltis, en la que se erigió como protagonista con homenaje incluido a Grobbelaar.

Liverpool: Dudek; Finnan, Carragher, Hyypia, Traore; Xabi Alonso, Luis Garcia, Gerrard, Kewell, Riise y Baros.

AC Milan: Dida; Cafu, Nesta, Stam, Maldini; Gattuso, Pirlo, Seedorf, Kaka; Shevchenko y Crespo.

Goles: Maldini (1′), Crespo, (39′ y 44′), Gerrard (54′), Smicer (56′), Xabi Alonso (60′)

3. Semifinal Mundial 1954: Hungría 4-2 Uruguay

En las semifinales del Mundial de Suiza 1954, se citaron para un partido épico dos equipos históricos. Por una parte, la Uruguay del mencionado maracanazo, que llegaba como invicta en citas mundialísticas. Por otra parte, Hungría, que muchos por entones e incluso muchos años después, definían como el equipo más perfecto de la historia del deporte.

Ambos equipos llegaban sin sus máximas estrellas. Puskas por Hungría. Obdulio Varela por Uruguay. Ambos habían caído lesionados en encuentros anteriores de este mismo Mundial, pagando la dureza con la que el resto de equipos intentaban contrarrestar la diferencia de calidad. Afortunadamente, en esta ocasión el respeto y la deportividad fue máximo, y ambos conjuntos apostaron por el buen fútbol para deleitar al público con uno de los encuentros más hermosos que se recuerdan.

Encuentro que a pesar de la ventaja que llegó a tener Hungría de 2-0, terminó yéndose a la prórroga después de que Hohberg colocara el empate a falta de 4 minutos. Y una vez en ella, parecía que Uruguay repetiría final después de que Schiaffino estrellara dos balones en el palo. Pero fue entonces cuando apareció Kocsis, cargando con el peso ofensivo de Hungría a falta de Puskas, para lograr dos tantos en siete minutos y dar el pase a la final a los suyos.

Todos decían que se trataba de una final anticipada. Que Hungría levantaría el título en la final, ya con Puslas recuperado, y ante una Alemania Federal a la que había atropellado en la primera fase por 8-3. Sin embargo, los alemanes se llevaron la victoria contra todo pronóstico por 3-2, pero eso ya es otra historia.

Hungría: Grosics; Buzanszky, Lantos; Bozsik, Lorant, Zacarias; Budai, Kocsis, Hidegkuti, Czibor, Palotas

Uruguay: Máspoli; Santamaría, Martínez, Andrade; Carballo, Cruz, Souto; Ambrois, Schiaffino, Hohberg, Borges

Goles: Czybor (12′), Hidegkuti (47′), Hohberg (75′ y 86′), Kocsis (109′ y 116′)

2. Final Copa de Europa 1960: Real Madrid 7-3 Eintratch Frankfurt

El 18 de mayo de 1960, en Hampden Park (Glasgow), 127.000 aficionados asistieron en vivo a la que se considera la mejor final de la historia de la Copa de Europa. Final que enfrentó al Real Madrid y al Eintratch Frankfurt, y que se saldó con una contundente victoria blanca por 7-3.

Aquella supondría la quinta Copa de Europa consecutiva del Real Madrid, y nada pudieron hacer los alemanes para evitarlo, a pesar de llegar a la final tras barrer a sus rivales. Pero aquel Madrid era y sigue siendo legendario. Inalcanzable para el resto de equipos, liderados por un tridente conformado por Puskas, Di Stefano y Gento que se bastaban para amargar la tarde de cualquier conjunto que les desafiara.

De poco sirvió el valiente arranque alemán y el adelantarse en el marcador. En cuanto Di Stefano y Puskas se pusieron manos a la obra, aplastaron a su enemigo para deleite de un público escocés consciente de que estaba presenciando algo histórico. De hecho, durante varios años, el partido se televisó en Escocia en el día de Año Nuevo.

Real Madrid: Domínguez; Pachín, Marquitos, Santamaría; Zárraga, Vidal; Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento.

Eintratch Frankfurt: Loy; Lutz, Höfer, Weilbächer, Eigenbrodt; Stinka, Kreß, Lindner, Stein; Pfaff, Meier.

Goles: Kreß (18′), Di Stefano (27′, 30′ y 73′), Puskas (46′, 56′, 60′ y 71′), Stein (72′ y 75′)

1. Semifinal Mundial 1970: Italia 4-3 Alemania Federal

102.000 espectadores presenciaron el 17 de junio de 1970, en el Estadio Azteca de Ciudad de México, el que por muchos es considerado el mejor partido de la historia. Partido que enfrentó a Italia y Alemania Federal, y que nos dejó una prórroga de auténtico infarto. Insuperable.

Se enfrentaban la siempre oportunista Italia de ‘Gigi’ Rivera y la infatigable Alemania del ‘Kaiser’ Beckenbauer. Una Italia nutrida por el Inter de Milán con jugadores como Facchetti, Mazzola y Riva, y una Alemania con el mismo caso por parte del Bayern de Munich, con Maier, Beckenbauer y Müller. Una Alemania que llegaba a la semifinal como una apisonadora, tras vencer sus cuatro partidos anteriores, y una Italia que, para variar, venía con la ley del mínimo esfuerzo. Sirva de ejemplo la frase de grupos, en la que logró un bagaje de 5 puntos en 3 partidos, con sólo un gol a favor y ninguno en contra.

Pero en realidad, ambos equipos gozaban de buena técnica y la sacaron a relucir en un partido que, a pesar del puñado de goles, tuvo a ambos porteros inspirados en aquel soleado y axfisiante día. Aunque ambos equipos comenzaron relajados, desde que Italia logró el 1-0 en el minuto 8, el encuentro adquirió un ritmo frenético, con Alemania buscando un empate que no llegó hasta el tiempo de descuento. Luego llegaría la prórroga y una lluvia de goles que se saldó con el pase a la final de los italianos –donde se encontrarían a la fantástica selección brasileña de Pelé y cía a la que no pudieron plantar cara–, que supieron aprovechar su renta recurriendo a sus típicas tretas: tirarse en cada contacto, balones a la grada, etc.

Cuando el colegiado pitó el final del encuentro, todos los futbolistas se dejaron caer sobre el césped. Incluido un Beckenbauer que se había lesionado el hombro a falta de poco tiempo. Como su equipo ya había realizado todos los cambios, terminó el partido jugando con el brazo pegado al cuerpo. Un ejemplo más de la épica de aquel partido.

Italia: Albertosi; Rosato, Burgnich, Cera, Facchetti; De Sisti, Bertini, Mazzola; Domeneghini, Riva, Bonisegna.

Alemania Federal: Maier; Vogts, Patzke, Beckenbauer, Schnellinger; Schulz, Seeler, Overath; Lohr, Müller, Grabowski.

Goles: Boninsegna (8′), Schnellinger (90′), Gerd Muller (94′ y 110′), Burgnich (98′), Riva (104′), Gianni Rivera (111′)

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