Experiencias míticas

La portería caída y el punterazo de Karembeu, con la Séptima al fondo

Real Madrid y Borussia Dortmund se vuelven a cruzar en semifinales de la Champions, como ya sucedió hace 15 años. Entonces el Borussia llegaba como campeón de Europa y el Madrid acudía acuciado por 32 años de urgencias acumuladas. El equipo de Heynckes, descolgado en la Liga, se aferraba a la Copa de Europa como forma de salvar la temporada y a la vez entrar en la historia. La apuesta era una especie de todo o nada. O la gloria o el oprobio.

Aquello, ya se sabe, terminó bien, pero para que Mijatovic goleara a Peruzzi y Sanchís alzara la Copa al cielo de Amsterdam, tuvieron que pasar algunas cosas antes. Tuvo que caerse una portería, chutar Karembeu un punterazo con toda su alma y dar Redondo la exhibición de su vida en Alemania. Para que el Madrid volviera a ser campeón de Europa debió superar antes una eliminatoria extraña, surrealista por momentos.

La portería

A las 20:45 del 1 de abril de 1998, hora en que debía arrancar el partido de ida en el Santiago Bernabéu, la portería del fondo sur estaba desparramada por el césped. A unos cuantos cafres no se le ocurrió mejor idea que encaramarse a la valla que entonces separaba al público del campo. La red de la portería estaba unida a dicha valla mediante unas cuerdas, con el objetivo de mantenerla tensa. Los improvisados equilibristas comenzaron a balancearse vigorosamente en las alturas y la valla se vino abajo, arrastrando con ella a la portería, cuyos postes se rajaron de cuajo en la base.

Lo que sucedió a partir de ese momento fue el festival del desconcierto, la chapuza y la improvisación. Tras desestimar la loca idea inicial de remendar el desaguisado (alguien sacó unos enormes tacos de madera), hubo que recurrir a una portería de repuesto. Como en el Bernabéu no existía, se tuvo que trasladar una portería de entrenamiento desde la vecina Ciudad Deportiva. Todo muy loco. La imagen de una multitud trasladando la portería nueva por el césped del Bernabéu entre los aplausos del respetable es difícilmente olvidable. Cuando al fin el árbitro holandés Mario Van der Ende señaló el pitido inicial eran las diez de la noche.

El punterazo

Si afirmo que Christian Karembeu fue el Di Stefano de los noventa más de uno pensará que no estoy bien de la cabeza. Me explicaré. Como Di Stefano en su día, el centrocampista francés fue motivo de discordia entre Real Madrid y Barcelona, que pugnaron durante varios meses por hacerse con sus servicios. Finalmente fue Lorenzo Sanz el que ganó la puja y Karembeu vistió de blanco por primera vez en enero de 1998. Tres meses después ya había justificado su fichaje a ojos del madridismo.

Ya contra el Bayer Leverkusen, en cuartos de final, Karembeu había abierto el partido de vuelta en el Bernabéu al cabecear a la red un saque de esquina botado por Seedorf. Pero el gran momento del francés, el instante que justificó los 500 millones de pesetas que por él pagó el Madrid a la Sampdoria y le ganó a Karembeu el cariño eterno del madridismo llegó mediado el segundo tiempo de aquel partido que empezó una hora y cuarto tarde. El francés se internó en el área y soltó un punterazo que sorprendió al meta Stefan Klos y se coló en aquella rígida portería portatil. Era el 2-0 (antes había marcado Morientes) y un paso casi definitivo hacia la final.

La vuelta

Karembeu había encarrilado la eliminatoria, pero aún quedaba un duro partido de vuelta en el Westfalenstadion. Allí fue donde emergió imperial Fernando Redondo, reivindicandose para siempre, por si había dudas, como uno de los mejores mediocentros de la historia. Todos recuerdan el taconazo del argentino en Old Trafford un par de años más tarde, pero el gran partido europeo del argentino fue en Dortmund. El encuentro terminó con empate a cero, en gran medida por el enorme despliegue de Redondo en la medular, por su imponente jerarquía. El Madrid estaba en la final de la Copa de Europa después de 17 años.

La Séptima

Por suerte, el incidente de la portería sólo le costó al club blanco una fuerte multa. En la final esperaban Deschamps, Del Piero, Inzaghi y un tal Zidane. O sea, la Juventus de Lippi, el equipo más fuerte en la segunda mitad de los noventa. Lo que sucedió ahí ya se sabe: Mijatovic marcó el gol que el madridismo nunca olvidará, Sanchís levantó la Copa que su generación no pudo ganar y la afición vivió su noche más feliz en más de tres décadas.

Karembeu ganó en Amsterdam el primero de los títulos que lo terminaron convirtiendo en uno de los futbolistas con mejor palmarés de su generación y hasta de la historia. El francés estuvo un par de años más en el Madrid, con más pena que gloria, y se fue hacia Inglaterra, dejándonos en el recuerdo un punterazo mágico y las curvas de la bella Adriana. Algunos aún soñamos con ese heterodoxo remate que impulsó al Madrid hacia la tantas veces anhelada séptima. Y con las curvas también.

Foto | Elmundodeportivo
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Comentarios

  1. Comentario by Ornitorrinco - abril 19, 2013 03:29 pm

    Para cualquier madridista la Copa de Europa del 98 es un recuerdo especial después de 32 años de deambular por la máxima competición sin más mérito que una final perdida en 1981 (que no recuerdo), y derrotas en semifinales con Bayern, PSV y Milan (que sí recuerdo, sobre todo el Milan).
    El recuerdo es más intenso por aquel partido de ida de semis contra el Borussia y lo surrealista y esperpéntico de la caída de la portería. Lo de los empleados del club intentando apuntalar la portería con los tacos de madera fue propio de Pepe Gotera y Otilio. Todo muy español.
    Y como no, el punterazo de Karembeu. Recuerdo la lucha de portadas entre los periódicos de Madrid y Barcelona cuando ambos equipos se disputaban su fichaje dando a entender que se trataba de un jugador… que después no demostró ser. Salvo por ese punterazo glorioso. Palmarés desde luego no le falta: entre lo que ganó con el Madrid y con la selección francesa pocos jugadores pueden presumir de un palmarés semejante.
    También puede presumir de mujer de piernas infinitas. Pero eso ya no es fútbol.

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    1. Comentario by fito - abril 22, 2013 02:39 am

      Muy bueno el articulo,pero falta lo mas importante.El gol que supuso la septima,es en fuera de juego clamoroso.De nada

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  2. Comentario by El desastre y la fe del Real Madrid - abril 26, 2013 04:30 pm

    [...] recordó entonces también el gol de Mijatovic y la volea de Zidane. Y acudió a su mente el punterazo de Karembeu y la vaselina de McManaman y pensó que el gol de Modric en Old Trafford no podía ser en vano, que [...]

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  3. Comentario by La resaca madridista - mayo 01, 2013 11:43 pm

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