Por la desorbitada expectación que rodea sus estrenos y apariciones en público, parece que Michael Fassbender lleva apenas cinco años en la profesión cuando lo cierto es que está trabajando en la pequeña y la gran pantalla desde comienzos de siglo. Este actor nacido en Alemania y criado en Irlanda ha alcanzado el estrellato con 36 años, en plena madurez, y lo afronta encadenando rodajes y sumándose a proyectos como si no hubiera un mañana. Ahí radica parte de su éxito: lo da todo. Muy pocos están a su nivel ahora mismo. Un puñado. Y ninguno tiene su salvaje sex-appeal.

La bestia tuvo que esperar a que Steve McQueen se fijara en él y le diera el papel protagonista de ‘Hunger’ (2008) para demostrar al mundo una entrega y un talento sin límites. Antes de encarnar a Bobby Sands, Fassbender apenas había aparecido en cine y lo más relevante era un papel secundario en la espectacular ’300′ (Zack Snyder, 2006).

Otro excelente director de actores, Quentin Tarantino, vio su potencial, le dio un breve pero jugoso personaje en ‘Malditos bastardos’ (‘Inglourious Basterds’, 2009) y su nombre volvió a sonar con fuerza en los medios. Sus escenas, en especial un tenso juego en una taberna, fueron muy aplaudidas. Era el momento para dar el salto. Y entonces tropezó dos veces seguidas: ‘Centurion’ (Neil Marshall, 2010) y ‘Jonah Hex’ (Jimmy Hayward, 2010).

Otros se habrían desmotivado. Hollywood no tiene piedad. Fassbender siguió adelante. Y en un año pasó del infierno al cielo. ‘Un método peligroso’ (‘A Dangerous Method’, David Cronenberg, 2011), ‘Jane Eyre’ (Cary Fukunaga, 2011), ‘X-Men: Primera generación’ (‘X-Men: First Class’, Matthew Vaughn, 2011) y sobre todo ‘Shame’ (S. McQueen, 2011) confirmaron que estamos ante uno de los mejores intérpretes del planeta. Un hombre capaz de transformarse en cualquier otro de la manera más natural posible. Un fenómeno.

Dos años más tarde, Fassbender, irresistible e imparable, trae a España dos trabajos muy diferentes, el thriller ‘El consejero’ (‘The Counselor’, Ridley Scott) y el drama ’12 años de esclavitud’ (’12 Years a Slave’, S. McQueen, 2013), por la que suena como favorito al Oscar. Él responde avisando que no piensa hacer nada por ganarlo. “No soy político, soy actor“. Sigue siendo ese chico descarado, trabajador incansable, pero el tiempo le ha proporcionado algo muy valioso: confianza. Ya no tiene que demostrar nada a nadie. Y eso le hace aún más fascinante, mejor.

En 1001Experiencias | Michael Fassbender, sin vergüenza
En 1001Experiencias | Michael Fassbender, el camaleón