Desde Europa a Estados Unidos, pasando por los Emiratos Árabes y China. Las extravagancias sobre cuatro ruedas han existido desde que poseer uno u otro vehículo te incluía en un determinado sector o clase social. Los muy pudientes eligen lo mejor de las marcas alemanas (estilo BMW M3), los ricos se lanzan al mercado de súper-deportivos como el Lamborghini Gallardo, y los que no saben que hacer con su dinero bañan en oro su Porsche Panamera. Hoy señalamos con el dedo, por muy mal educado que sea, a esas cinco sectores que hacen únicos algunos de los mejores modelos del planeta, dicho de buenas maneras.

El sector del oro

Talleres como el de Metro Wrapz en Miami tienen una amplia experiencia en cuanto a bañar o chapar en oro se refiere. Gente como Lebron James ya había contratado sus servicios cuando Tramar Dillard (Flo Rida) pidió el acabado en el preciado metal para su Bugatti Veyron. Pero no hace falta ser un famoso artista abonado a la lista de Los40 para poseer una de estas joyitas.

Pese a que los americanos ponen todo su esfuerzo y voluntad por ser inigualables (ver el King ZL1) en el antiguo continente tampoco nos hemos quedado atrás. Hace unos meses, de viaje en Praga, descubrí que, aparte de ser una de las ciudades con más encanto que he visitado, también es el hogar de una nueva generación de nuevos ricos dispuestos a dar la nota. El turismo mueve una cantidad ingente de dinero y eso, al final, acaba reflejándose en el parque de vehículos checo. Para muestra, este Porsche Panamera.

El de la Policía, conduciendo por ti

Tráfico dijo: No podemos conducir por ti… Y alguien contestó intentado parecer sobrio: ¿y quién te ha dicho a ti… que quiero que conduzcas por mí?.

Pero, ¿y si nos dejaran conducir por ellos? Pero no hablo de llevar un Citroen Picasso, sino de conducir un Bugatti Veyron, un Camaro, un Lamborghini Aventator o un Ferrari FF. Esto es posible en la capital de la extravagancia, Dubai. En una ciudad nacida del petróleo los coches más potentes del planeta campan a sus anchas, sin preocuparse por normas de tráfico, límites de velocidad o contaminación. Así, la policía del emirato tiene entre sus filas coches capaces de alcanzar a cualquier aficionado venido a más, manteniendo la peculiar imagen de la ciudad. Y sí, yo también pienso que colocarle un par de sirenas a un Aventator tiene que ser delito en alguna parte.

El de los artistas…

Mientras uno luchan por encontrar una pared abandonada en la que poder crear alguna obra, otros, más atrevidos y respaldados por la buena vida, se dedican a crear auténticos atentados contra el buen gusto. El Morgan que tenéis sobre estas líneas es obra y producto de Kristian von Hornsleth. Un holandés residente en Londres que, cuando tiene la ocasión, te redecora tu Lamborghini Countach o tu flamante Ducati 1198.

El Mclaren MP4-12C fue también víctima de la moda de dejar deportivos en manos de inspirados artistas. En esta ocasión la gente de Hammann sintió la necesidad de darle un toque de color para acabar con la sobriedad británica. Por cierto, puedes encargar el tuyo por el atractivo precio de 95.000 euros.

…y los diseñadores

Para algunos, también artistas. No sería justo acusar a Louis Vuitton de la apariencia de este Mini Cooper JCW, más bien habría que apuntar en dirección Erftstadt Fahrzeugfolierer, donde se asienta CoverEFX, un grupo de alemanes dedicados al mundo del tuning.

Y los futbolistas

Si bien el sueldo de muchos futbolistas va a parar regularmente en bellísimas máquinas – en muchas ocasiones desaprovechadas – hay otros que sienten la necesidad de plasmar su personalidad en la imagen de su coche. Mario Balotelli, un tipo al que la palabra extravagante no le llega ni al tobillo, “camufló” su Bentley Continental GT para pasar desapercibido.

Jermaine Pennant, jugador del Stoke City, será más recordado por su Aston Martin cromado que por sus dotes futbolísticas – porque de aparcar ya ni hablamos – .

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