Hugh Jackman, un mutante con acento australiano
El reciente estreno de ‘Lobezno inmortal’ ha vuelto a traer a primera plana a Hugh Jackman, el actor australiano que hasta hace algo más de una década era un perfecto desconocido pero que, por mano de Bryan Singer y su elección como Lobezno de cara a la primera entrega de la trilogía original de ‘X-men’, pasó de la noche a la mañana a ser una de las estrellas de más relumbre del Hollywood actual, acaparando flashes allí donde va gracias a su imponente físico y a una simpatía desbordante, factores ambos que llevaron a la revista People a nombrarlo “el hombre vivo más sexy del planeta” en 2008.
Nacido en Sidney en 1968, Jackman comenzó su andadura profesional a mediados de los noventa en una serie para la ABC australiana que no prolongó su estancia en la caja tonta más allá de su primera temporada. Dedicado entonces a interpretar papeles que iban del Gaston de ‘La Bella y la Bestia’ al Joe Gillis del musical de ‘Sunset Bvld’ que William Holden nos diera a conocer de la mano de Billy Wilder en la magistral ‘El crepúsculo de los dioses’, Jackman saltó luego a la puesta en escena londinense de ‘Oklahoma!’, el mítico musical de Rodgers y Hammerstein, y no sería hasta 1999 cuando llegaría, prácticamente de rebote, la oportunidad de su vida.
Hugh Jackman: héroe de armas tomar
Y es que Jackman se subió a bordo de ‘X-men’ tan sólo tres semanas antes de que Singer comenzara el rodaje del filme, ya que el primer actor considerado para el papel fue un Russell Crowe que no fue elegido debido a la elevada demanda de honorarios que exigía el neozelandés. Tras Crowe, el papel de Lobezno pasaría a Dougray Scott, que también terminaría rechazándolo debido a un conflicto entre fechas de rodaje con ‘Misión imposible II’, cinta en la que interpretaba al villano de la función. Y fue así como uno de los papeles más determinantes de la saga cinematográfica mutante terminaría en las manos de un absoluto desconocido para el gran público. Una decisión que, a todas luces, fue de las más brillantes que tomó Singer de cara a los filmes de los hombres-X.
Con su 1’89m de altura, la elección de Jackman fue una de las más criticadas por los puristas del cómic, que no eran capaces de entender —como siempre suele pasar con los fans más recalcitrantes— que un personaje que en las viñetas siempre había sido un “tapón de alberca” de no más de 1.60m de repente tuviera más estatura que cualquiera de sus compañeros de rodaje, pervirtiendo así, a sus ojos, una de las cualidades más importantes del personaje creado por Len Wein y Herb Trimpe a mediados de los setenta.
Pero la elección de Jackman resultó ser todo lo contrario, sobresaliendo el actor como lo mejor a nivel interpretativo de la cinta gracias a un personaje en el que el actor trató de reunir las personalidades de Clint Eastwood en ‘Harry el sucio’ o Mel Gibson en ‘Mad Max’, personajes ambos que tenían que transmitir una fuerte carga emocional con el uso de sus expresiones faciales y casi sin mediar palabra, algo que Jackman lograba sin problemas, desarmando así a todos los que habían arremetido a priori contra su elección.
Cambiando pues su estatus de la noche a la mañana, Jackman comenzó a ser requerido por todo tipo de producciones, interviniendo en 2001 en cintas tan diferentes como la mediocres comedias románticas que fueron ‘Kate & Leopold’ o ‘Siempre a tu lado’ o el thriller de acción ‘Swordfish’ antes de volver a meterse en la piel de Lobezno en ‘X-2′, segunda entrega de la franquicia mutante en la que su protagonismo crecería sobremanera y donde, por exigencias de los fans, pudimos contemplar una versión muchísimo más salvaje del personaje —asombrosa era, en este sentido, la secuencia del asalto a la escuela de Xavier—.
De filmes serios y películas de broma
A partir de ahí, el actor ha ido jalonando su trayectoria con filmes puramente comerciales de diversa índole y eficacia con otros de gran calado interpretativo que le han permitido demostrar que es algo más que una cara bonita y un cuerpo de envidia. En los primeros hemos podido verle como un renovado Van Helsing en la horrenda película homónima que Stephen Sommers —el responsable de la nueva y estimulante versión de ‘La momia’ de 1999— dirigía en 2004, de nuevo como Logan/Lobezno tanto en ese lamentable cierre de la trilogía mutante que fue ‘X-men: la decisión final’ como en el oportunista y olvidable vehículo del personaje que fue ‘X-men. Orígenes: Lobezno’, o en la piel de un boxeador acabado en la reivindicable ‘Acero puro’.
En su vertiente menos comercial —que no por ello más seria, no siempre, al menos—, Jackman se codeó en un mismo año, el 2006, con tres directores de la talla de Darren Aronofsky, con el que filmó la fascinante ‘La fuente de la vida’; Christopher Nolan, a las órdenes del cual interpretó a un ambicioso mago sin escrúpulos en ‘El truco final’; y Woody Allen, quien lo emparejó con Scarlett Johansson en la simpática ‘Scoop’. Junto a ellas encontramos, en primer lugar y en 2008, esa ambiciosa y anodina cinta que fue la ‘Australia’ de Baz Luhrman, una cinta en la que emparejaban a Jackman con Nicole Kidman, dos actores que por separado son espléndidos pero que juntos carecían de química alguna.
Hugh Jackman: actor todoterreno
Su paso por los Oscar’09 como presentador sirvió tanto para dejarnos a todos anodados por sus impresionantes dotes de cante y baile —el número musical que abría la ceremonia era genial e hilarante, el que servía de intermedio, junto a Beyoncé, hacía que se nos cayeran las mandíbulas al suelo— como para que Tom Hooper quisiera contar con el de cara a la magnífica adaptación cinematográfica que el pasado año ponía en pie sobre ‘Los miserables’, interpetando el australiano a un más que convincente Jean Valjean que le valió la nominación al Oscar.
Y así llegamos al momento actual, y al estreno de ‘Lobezno inmortal’, segunda entrega de las aventuras en solitario del afamado mutante que, según han dicho sus responsables, nada tiene que ver con la anterior cinta, planteándose como una suerte de adaptación de una de las mejores historias del hombre-x canadiense que haya visto la luz en las páginas del cómic, ‘Honor’, un tebeo escrito por Chris Claremont, el que es considerado padre de los mutantes modernos, y dibujado por el inigualable Frank Miller y que tiene como marco de fondo un Japón plagado de peligros, invencibles enemigos… y ninjas, claro.
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