El vuelo erróneo que tal vez no fue tal
Douglas Corrigan realizó uno de los viajes más alucinantes de la historia, aunque nadie está seguro de si fue real o no. En un avión construido con sus propias manos, en 1938, Corrigan partió desde Nueva York hasta Los Ángeles, pero 28 horas y 13 minutos más tarde aterrizaba en el aeropuerto de Dublín: había hecho todo el viaje en sentido contrario.
Corrigan declaró que cometió un error de navegación debido a niebla que le impidió ver el terreno y a la escasa luz natural que le impidió ver la brújula. A pesar de que la historia tiene visos de ser falsa, Corrigan convenció a suficiente gente como para ser recibido con honores, y hasta se filmó una película de su “hazaña”: El irlandés volador.
Al parecer, Corrigan había solicitado varias veces permiso para el vuelo pero siempre le fue denegado y, aunque nunca lo confesó, se da por hecho que su radical cambio de trayectoria fue deliberado para desafiar a las autoridades y la burocracia. Tal y como explica Gregorio Doval en su libro Fraudes, engaños y timos de la historia:
Dichas autoridades no tardaron en suspender la licencia de piloto de Douglas, que regresó a los Estados Unidos en barco. La licencia la recuperaría días más tarde. Pero lo que no esperaban las mismas autoridades que le habían denegado la licencia era el recibimiento dado al aviador, en el que se reunieron más de un millón de neoyorquinos en Broadway para homenajearle.
En definitiva, un aventurero que alcanzó la fama por un error que probablemente no fue un error.
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