El Punk en diez discos, la rabia que sigue viva
¿Vuelve el Punk? La pregunta parece recurrente en la historia de la música pop y la respuesta siempre es incierta. Vuelva o no, sus fundamentos permanecen inalterables: si hay que recurrir al Punk otra vez, ahora que la expresión suena caduca y cínica, qué mejor que hacerlo rebuscando entre sus cimientos. Aquí presentamos una lista de diez discos que podrían representar parte de lo que el Punk fue en sus orígenes. Es sólo un ejemplo porque los grupos que han vertebrado el género desde sus inicios hasta nuestros días son incontables y muchos de ellos caminan entre la oscuridad del más puro underground. El Punk en diez discos, la rabia que sigue viva:
Adolescents – Adolescents (1981)
En Adolescents se reúne el espíritu del Hardcore de la costa oeste. Fueron el resultado del cruce de experiencias e inquietudes de Agent Orange y Social Distortion, y en el interior de una portada que merece todas las camisetas del mundo aparecen resumidas las virtudes del Punk californiano. Un disco seminal con algunas canciones noqueantes (‘Kids Of The Black Hole’) que inauguraba una década y un mundo de posibildades para el Punk en Estados Unidos, una vez había muerto en Gran Bretaña a manos de la industria y de sus grupos y nadie deseaba resucitarlo.
Bad Brains – Bad Brains (1982)
Ahora que Death han sido redescubiertos al mundo a través de un documental, no está de más recordar a otro ilustre grupo negro dedicado con entusiasmo al punk. Bad Brains surgieron muchos años más tarde y su sonido era diferente: hardcore tocado a toda velocidad y una palpable influencia jamaicana en muchos de los cortes. El Dub se cuela por las venas de su primer disco y de su carrera posterior, pero el protagonista aquí es el Punk: ‘Sailin’ On’ o ‘Banned In D.C.’. Esto es violencia y es espectacular.
Black Flag – Damaged (1981)
Henry Rollins acuñó una de las grandes verdades de la historia de la música pop: “Solo se puede confiar en los seis primeros álbumes de Black Sabbath y en ti mismo”. Pero, por favor, dejemos la humildad para quienes no tienen nada de lo que presumir: Rollins lideró Black Flag durante unos años en los que Black Flag se parecían bastante a la mejor banda del universo. Su legado es inacabable, desde uno de los modelos de camiseta más vendidos de siempre hasta sus seis discos en cuatro años. Damaged, el primero de ellos, debe escucharlo toda persona que se precie de quererse a sí mismo.
The Clash – The Clash (1977)
Se ha escrito tanto sobre The Clash que apenan restan cosas que decir. Pero quienes parecen siempre a punto de revolucionar el mundo, como si más de tres décadas después nadie hubiera dicho nada más, son ellos y su primer disco. The Clash es la definición de 1977: rock and roll, aquel axioma que tanto detestaba Keith Levene en boca de Mick Jones, y la virginidad aún no pervertida del Punk. Años más tarde The Clash seguirían haciendo discos enormes pero se alejarían del canon, del origen y de la simplicidad eterna de ‘Janie Jones’, ‘Remote Control’ o ‘Garageland’. A ratos suena como si ningún otro disco importara en el mundo.
Crass – Station of the crass (1979)
El Punk murió en el momento en que nació, víctima de sus propias contradicciones y de su natural espíritu revolucionario y efímero. Pero dentro de esa espiral autodestructiva que se llevó por delante al género en Gran Bretaña apenas había comenzado su andadura sobrevivieron bandas con impresionante dignidad. Crass fueron una de ellas: los padres del anarcopunk y quienes fueron más punk que el propio Punk cuando pusieron patas arriba la subcultura generada en torno al movimiento/género. Crass fueron la aplicación práctica y no sólo lírica del punk: la pureza sonora e ideológica y un grupo básico.
The Damned – Machine Gun Etiquette (1979)
No se puede explicar todo lo que vino después sin ellos. Se suele citar a The Clash, a Sex Pistols o a Buzzcocks como grupos nodriza del punk inglés desde 1977 hasta 1980, pero The Damned fueron tan importante como ellos o más. La inconfundible batería de Rat Scabies, sus posteriores e igualmente memorables escarceos en la New Wave o el Ghotic Rock y dos discos que por sí mismos podrían ser la piedra angular del Punk —Damned, Damned, Damned y Machine Gun Etiquette— les colocan en la cúspide. The Damned eran agresivos y originalísimos, repletos de talento, de furia y de inquietudes artísticas.
Hüsker Dü – Zen Arcade (1984)
Dentro del tópico caduco sobre la infame calidad musical de la década de los ochenta se obvian a muchos grupos, pero en especial al underground norteamericano que bebía del punk para salir espoleado en todas las direcciones. Hüsker Dü fueron una prueba de ello: partiendo del hardcore, terminaron en experimentaciones vanguardistas de lo más variadas. Tienen varios discos imprescindibles, pero acaso Zen Arcade podría ser su cima más elevada. Más de veintitrés cortes, la mayoría de ellos muy cortos, culminados en la totémica ‘Reocurring Dreams’: catorce minutos de riffs repetitivos, pedales e improvisación instrumental.
The Saints – (I’m) Stranded (1977)
Al otro lado del océano, en las antípodas de todo, The Saints fueron el Punk antes que el Punk existiera en Europa o Estados Unidos. Ellos fueron llevar el Rock ‘n Roll a un terreno más crudo y descarado y en las canciones de (I’m) Stranded y de su, desde mi punto de vista, obra maestra, Eternally Yours, subyacía el espíritu de la rebelión juvenil sobre chupas de cuero y guitarras destrozadas. The Saints es a menudo un grupo totalmente olvidado, lo cual es muy injusto, porque por momentos sus canciones llenan como las de ningún otro grupo de los aquí citados. Un viernes por la noche con gafas de sol: la chulería bien entendida.
Stiff Little Fingers – Inflammable Material (1979)
Irlanda del Norte a finales de la década de los setenta: de aquel polvorín identitario y paramilitarizado sólo podía surgir un grupo como Sitff Little Fingers. Un grupo de jóvenes chavales de Belfast acude a un concierto de The Clash, escucha una canción de The Vibrators y siente la imperiosa necesidad de componer canciones/himnos generacionales. La rabia encorsetada en cuatro acordes de ‘Alternative Ulster’, la inmortal versión de Bob Marley en ‘Johnny Was’ o el alegato antimilitarista de ‘Wasted Life’. Inflammable Material es un tratado del Punk: volatilidad, urgencia juvenil, compromiso político y recurso a los orígenes del rock and roll.
Wire – Pink Flag (1977)
Los Ramones acuden a la escuela de artes. Así fueron definidos desde un primer momento Wire, cuando en 1977, en plena efervescencia punk, publicaron su ya inmortal Pink Flag. ¿Es el mejor disco punk de todos los tiempos? Depende de lo que se considere punk y de lo que no. Si el punk también puede ser arte, si el punk también puede ser conceptual, Pink Flag se parecería mucho a una obra canónica e irrepetible. La densidad de sus guitarras ha influido a miles de grupos y en sus veintiún canciones, a ratos oscuras, a ratos luminosas, a veces incluso pop, se esconde un universo adictivo y rematadamente genial.
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