El indomable Ben Affleck
‘Queridos guionistas que vais de genios, recordad: Sylvester Stallone y Ben Affleck tienen un Oscar a mejor guión.’ En los últimos días este tuit se ha repetido un par de veces en mi timeline. Y así a bote pronto le veo un par de pequeños problemas. El primero es que se trata de una advertencia perdonavidas. No me van. Ojito con creeros alguien, guionistas, porque cualquier zopenco puede escribir un guión y llevarse un premio. Lo vuestro NO tiene tanto mérito. En palabras de Groucho Marx, ¿Quién necesita un guionista? Dadme un director competente y un par de actores inteligentes y en 8 semanas os mostraré a los 3 tipos más nerviosos que hayáis visto. Un guión, y más si es bueno, SÍ tiene mérito. El segundo problema: es falsa. Stallone fue nominado al Oscar al Mejor Guión por ‘Rocky’ en 1976… y también a Mejor Actor, ojo, pero no ganó ninguno de los dos: los dos premios a los que optaba el potro italiano acabaron en el recuento de ‘Network. Un mundo implacable’. El de interpretación fue para Peter Finch, que había fallecido un mes y medio antes de que se celebrara la gala, y Paddy Chayefsky, sí este Paddy Chayefsky, se llevó el premio al guión. Pero si hay algo que la Historia nos ha dejado claro es que los hechos nunca son un problema para que se crea cierto algo. Si coinciden, perfecto. ¿Qué no? En el cine, como en el Oeste, es la leyenda lo que cuenta.
Ahora bien, el tuit no es completamente erróneo: Ben Affleck sí tiene un Oscar al Mejor Guión. Lo ganó con 25 años cumplidos en 1997 por ‘El indomable Will Hunting’, una historia escrita a cuatro manos junto a Matt Damon, co-guionista y co-protagonista del film y también vecino, amigo íntimo y compañero de la aventura californiana de Affleck. Hay quién asegura que además de las 4 manos del tándem Affleck-Damon intervinieron en la redacción del guión como mínimo dos mas: las de William Goldman, script doctor contratado a golpe de talonario y bajo secreto sumarísimo por Harvey Weinstein para que sus dos niños de Boston ganaran a un novato Paul Thomas Anderson o a Woody Allen cuando aún rodaba buenas películas.
Ben Affleck, un zopenco capaz de firmar un guión merecedor de un Oscar. Lo de escribirlo tendríamos que hablarlo con el Sr. Goldman. Un cachas más, como Stallone, otro chico guapo sin cerebro, carne de Michael Bay, de comedias románticas, de engendros como esto:
Y es que en 2003, el año en el que se estrenó ‘Una relación peligrosa’ –una de los fiascos más grandes de la historia reciente de Hollywood que no debemos confundir con otro thriller con la Lopez, ‘Un romance peligroso’, magistral noir de Steven Soderbergh–… Una cosa es una relación y otra un romance, ¿no? Bien, decíamos que Ben Affleck era el 50% de un dúo aún más… peligroso que el que formaba con Damon: él y Jennifer Lopez eran Bennifer. La pareja de moda copaba portadas en la prensa rosa y hundía proyectos con la misma facilidad. Affleck anunciaba desodorantes, champús y bailaba merengue mientras rodaba películas a cual peor: ‘Paycheck’, ‘Daredevil’, ‘Jersey Girl’… Era Mr. Memo. Alguien que cambiaba de novia pero no de acrónimo en los tabloides: de Jennifer Lopez a Jennifer Garner, de Bennifer 1 pasamos a Bennifer 2. Eso es amortizar un apodo.
Aquí es cuando se produce el giro de guión, claro: entramos en el tercer acto y tenemos que descubrir algo de ese personaje soso al que hemos seguido durante la primera parte del post. Resulta que hoy, casi 10 años después de ‘Una relación peligrosa’, ese actor malo y guionista con premio es lo más parecido a Sydney Pollack que tiene Hollywood. Un director de pulso narrativo firme, con gusto por los thrillers adultos de los 70 que no le hace ascos a las escenas de acción:
Dos películas, dos nominaciones. Aunque no para él. Amy Ryan en ‘Adiós, pequeña adiós’, su debut adaptando una historia de Dennis Lehane, y Jeremy Renner en ‘The Town’, en la que Affleck ya se atrevió a dirigirse a si mismo pero siguió recurriendo a su Boston natal, un refugio con pedigrí estos últimos años (que se lo digan a Scorsese, que no logró la estatuilla hasta que abandonó NY por ella…). Pues resulta que el tercer largo de Affleck aún promete más y podría podría darle un segundo (o incluso más) Oscar si los augurios que venimos oyendo desde Telluride y Toronto se confirma: ‘Argo’, una cinta de timing geopolítico alucinante y no solo estilo sino también escenario y estética setentera, es una de la gran apuesta de Warner para este año:
Embajada sitiada, rehenes, Bryan Cranston, Alan Arkin, cine dentro del cine… Promete y mucho. La veremos el 26 de octubre, cuando se estrene, pero antes se proyectará en San Sebastian. Affleck estará ahí y será el momento para exigirle que desoxide su castellano o preguntarle por qué ha dado calabazas a Superman, Batman y sus colegas de La Liga de la Justicia y ha pasado de dirigir el salto al cine a lo Vengadores de los superhéroes DC. Puede que sea porque ya fue el Hombre de Acero en ‘Hollywoodland’. Más aún, porque debe ser el único actor en lograr un premio de interpretación –la Copa Volpi del Festival de Venecia– vistiendo mallas. Sea lo que fuere, a Affleck le tendríamos que preguntar quién le escribe su guión. Ese sí que se merece un premio.
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