Las grandes compañías de videojuegos no escatiman en gastos a la hora de promocionar sus mayores estrenos, así que una de las mejores cosas que tiene escribir en un medio del sector es poder participar en estos eventos tan singulares. Uno de los que mejores recuerdos me trae tuvo lugar hace dos años en Londres, cuando Sony me invitó a participar en una enorme partida en red para celebrar el lanzamiento de ‘MAG’.

La gracia de este título de acción es que su multijugador permite enfrentar a 256 personas de manera simultánea en partidas que se convierten en auténticas batallas campales por equipo, así que la compañía preparó una enorme sala en una de las sedes de la universidad londinense y la llenó de consolas listas para echar humo. Para hacerlo todo más espectacular, la estructura que servía para el área de juego formaba un gigantesco número 256 que solo se podía ver cuando lo observabas desde lo alto.

Tras cumplir el protocolo y acceder al recinto, encontrarse ante semejante despliegue es el sueño de todo jugador. 256 periodistas y bloggers de todo el mundo, divididos en equipos y disfrutando del duelo en unas condiciones inmejorables. Al mismo tiempo, unas enormes pantallas a nuestro alrededor iban mostrando los momentos más espectaculares de la partida, lo que te llenaba de orgullo si mostraban alguna virguería tuya, o te hundía si te desvelaba siendo la presa.

Un enorme y tecnológico campo de batalla

Si disfrutar en tu casa juegos de este tipo ya te parece algo emocionante e intenso, te aseguro que la experiencia se multiplica cuando estás rodeado de compañeros y enemigos por igual. Poder hablar con quienes tienes al lado para montar una estrategia sobre la marcha, o maldecir al desalmado aquél que te ha liquidado con un rifle de francotirador, supone un grado de diversión que no te ofrece estar sentado a solas en el sofá.

Como ya digo, las compañías no escatiman en gastos con esta clase de saraos, y eso suponía tener distracciones a tu alrededor como atractivas señoritas ataviadas con uniformes supuestamente militares, pero muy poco indicados para ir a la guerra. Pero uno es profesional y no se deja alterar cuando el deber le llama. Por cierto, el mejor jugador del día se llevaba un par de entradas para a la final de la Champions de aquella temporada, la que el Inter ganó el en Bernabéu, pero mi destreza con el mando no dio para tanto.

Para que os hagáis mejor a la idea de cómo fue el escenario donde tuvo lugar el evento, nada mejor que este vídeo donde podemos ver en unos segundos el proceso de montaje. Lástima que semejante terreno de juego fuera de un solo uso, aunque también es cierto que eso le da un toque de exclusividad adicional a la oportunidad de haber podido participar en algo así.

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