Recitando hasta tener dos zapatos
Dicen que la poesía cura el alma. E incluso puedes recibir regalos inopinados gracias a ella. Es, al menos, lo que le pasó al escritor norteamericano, uno de los fundadores de la novela moderna, John Dos Passos.
Al parecer, antes de triunfar internacionalmente en la literatura, Dos Passos lo pasó francamente mal, hasta el punto de que tenía que sobrevivir trabajando en empleos abyectos. Tanto que, por las noches, se desahogaba recitando en voz alta la poesía de Walt Whitman.
Pero esa poesía no sólo le calmó las zozobras del alma, sino que una noche, un vecino que no podía dormir le tiró un zapato por la ventana y un “¡Cállese!”. Dos Passos, lejos de arredrarse, continuó recitando a Withman, arguyendo que no dejaría de hacerlo hasta recibir el otro par del zapato: al parecer, eran de su número.
Afortunadamente, Dos Passos no tuvo que continuar subsistiendo a base de trabajos alimenticios y zapatos tirados por la ventana para que cerrara la boca. Poco después triunfó, y se convirtió en un experto en historiar la realidad social norteamericana.
En 1925 publicaría la novela que le dio fama y relevancia mundial: Manhattan Transfer, escrita como un mosaico por el que deambulan los diversos personajes, con breves relatos fragmentarios cuyo conjunto retrata una idea fiel del Nueva York de la época que describe.
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