Patiné sobre un lago helado en Estocolmo
El invierno está lleno de oportunidades para hacer cosas curiosas y nuevas en Estocolmo, Suecia, al menos para alguien de Madrid, y por eso no me sorprendió mucho cuando me propusieron patinar sobre un lago helado, concretamente en Brunnsviken.
Lo primero que se me vino a la cabeza fueron todas las imágenes de películas en las que se rompe el hielo del lago mientras alguien camina sobre él. Y no fueron nada tranquilizadoras las explicaciones de nuestros acompañantes suecos de que si se rompe el hielo es prácticamente imposible salir del agua sin unos garfios especiales (que no teníamos, por supuesto). Sin embargo me aseguraron que el grosor del hielo era grande y no habría problemas.
Alejandro Nieto González escribe en El Blog Salmón y en Xataka Android. Le gusta viajar (el único continente que le falta por visitar es Oceanía), y ha vivido en Madrid y Estocolmo (Suecia). Le puedes seguir en twitter en @vacasueca y en su blog, La vaca sueca.
Una vez llegamos al lago entendí que no habría problemas. No sólo no éramos los únicos, sino que habían hecho pistas para patinar con máquinas pulidoras. Había gente paseando, patinando e incluso corriendo por el lago. Lo primero era caminar un poco, esto es en sí toda una experiencia. Hay que ir con cuidado porque puede resbalar, aunque normalmente la capa de nieve que hay encima ayuda a que el agarre sea bueno.
Una cosa curiosa son los crujidos que de vez en cuando se oyen. Por supuesto, ante cualquier crujido todos los españoles nos mirábamos con cara de pánico, pero a nuestro alrededor había mucha gente que no hacía ningún caso. Como no creímos que hubiera tanto temerario junto, decidimos unirnos a su despreocupación.
El siguiente paso fue ponerse los patines y lanzarse a las pistas. Desde luego es una experiencia muy distinta a patinar en una pista convencional. Primero, estás en contacto con la naturaleza. Las pistas dentro del lago son muy largas y te puedes alejar bastante de la zona concurrida. Hay árboles alrededor, estás al aire libre y la comunión con la naturaleza es total.
Lo siguiente que se nota es que la pista es bastante rústica. El pulido para hacer la pistas se hace una vez al día y consiste básicamente en retirar la nieve para dejar el hielo al descubierto. Nada que ver con las pistas perfectamente pulidas que se pueden encontrar en las ciudades. Patinar es más complicado, cuesta más trabajo. Y aquí es donde entran los patines de fondo, más largos y que se adaptan mejor al terreno (y son los que se usan en la famosa carrera de 80 kilómetro entre Estocolmo y Upsala, el Vikingarännet).
Al final de la jornada de patinar queda una sensación muy agradable por haber hecho ejercicio al aíre libre y haber vivido una experiencia nueva, divertida y saludable. Definitivamente se la recomendaría a cualquiera que tenga la oportunidad de visitar Suecia en invierno.
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Imagen | Alejandro Nieto
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