Patinar en longboard por Madrid con cientos de personas
Una de las partes más gratificantes de cualquier deporte es saber que no eres el único al que le gusta o el único que lo practica. Sentirte parte de una comunidad, ser parte de un denominador común en distintas zonas de la ciudad, de la comunidad, del país e incluso del mundo, aunque se trate de un deporte tan individual como el longboard.
Este año nos reunimos cientos de personas procedentes de muy diferentes lugares en el marco de La Noche en Negro, para patinar Madrid durante un fin de semana completo. Fue toda una experiencia en la que participó gente de todas las edades y niveles y en la que, además de conocer otros riders, ver buenos estilos de patinar, aprender a hacer algunos trucos, y mucho más… bajamos la Castellana y nos patinamos Madrid Río por la noche.
La sensación de patinar junto con cientos de personas que en su mayoría no conoces de nada, en una ciudad tan grande como Madrid y un sitio tan mítico como la Castellana es muy especial. Pese a que fuimos escoltados por la policía, bajar un paseo tan grande sobre la tabla, viendo cómo los coches se abren a tu paso y bajo la mirada de centenares de oficinas y hogares de la capital es impresionante. Es diferente a la experiencia de patinar tú sólo con tu tabla, la relación con el entorno cambia, es distinta.
Quizás sea la sensación de compartir el momento con una comunidad, lo que convierte el momento en algo especial que únicamente se entiende sintiéndolo, lo que haga diferente un evento activo como éste de todos los demás. Sentirte parte de algo más grande y que va más allá tanto de lo que imaginabas, como de lo que se puede percibir a simple vista mientras te deslizas por el asfalto y las calles de la capital rodeado de aquella “felicidad continua” de la que nos habla Nacho en nuestro video sobre el longboard.
Una de las experiencias más gratas de todas las que se pueden vivir en un evento como este es sin duda patinar Madrid Río por la noche. Una marea de gente sobre longboards, siguiendo todo el trazado del parque vacío a las once de la noche, carveando, pasando bajo puentes y simplemente patinando por la noche madrileña es una sensación especial y distinta, que si bien puede ser un poco agobiante debido a que éramos casi 400 personas, no deja de ser una experiencia divertida y fuera de lo común, que merece la pena vivir y poder contar.
En 1001 Experiencias | Longboard: transformando el asfalto en agua con una tabla de madera
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