Objetivo San Silvestre Vallecana: conseguido
¿Qué es una experiencia para vosotros? Para mí es un momento. La vida está llena de momentos. Unos son duros, crueles, difíciles de vivir. Pero otros te llenan de energía, de felicidad, te ayudan a superarte. Para mí, correr la San Silvestre Vallecana este año, sin duda alguna ha sido uno de esos momentos en los que te gusta recrearte y pensar y volver a pensar lo bien que lo has pasado y lo mucho que significa.
Vayamos por partes. Os tendría que poner en perspectiva para que algo que a lo mejor no os llama la atención de buenas a primeras, os llegue un poco y os pongáis en mi lugar. Primero hay que situarnos en el tiempo. Después intentaré haceros un repaso de los sentimientos. Y por último, os contaré lo que fue para mí la San Silvestre.
Daniel Martínez es un gastrónomo empedernido. Estudió Ciencias Políticas, pero se dio cuenta que lo suyo era la cocina, así que se fue a la mejor escuela de España. Actualmente es coordinador y editor de Directo al Paladar y hace experimentos con galletas en su blog El Monstruo de las Galletas. Su objetivo gastronómico en la vida es llegar a conocer todos los entresijos de la gastronomía.
De los 19 años a los 32
Nunca he sido muy buen deportista de los llamados “deportes de grupo“. Creo que por eso siempre me elegían el último para los equipos de fútbol o baloncesto en el colegio. Bueno, creo que tampoco me dieron muchas oportunidades para mejorar y uno cuando es pequeño se deja llevar.
Por eso siempre me gustó montar en bicicleta, primero con las de “cross” y más tarde en MTB. En eso sí que fui bueno, tenía mucha resistencia y recuerdo algunas salidas de 60 a 80 kilómetros cuando era adolescente y no tan adolescente.
Por unas cosas o por otras lo del deporte, como las bicicletas, se quedaba para el verano. Hasta el verano de los 19 o 20 años. No me acuerdo bien del momento, pero sí recuerdo la motivación.
Primero un libro, uno de educación física que me enseñó algunos conceptos claves sobre resistencia, entrenamiento, carrera continua, etc. Y segundo el peso. Algo que he llevado casi toda mi vida realmente mal. Primero fui muy delgado, después y de repente el peso se disparó. Tampoco mucho, algo de sobrepeso. Entonces fue cuando lo vi claro, necesitaba hacer deporte y entonces empecé a correr.
Correr no es de cobardes
Si algo he aprendido con el paso del tiempo, y en especial el último año y medio, es que correr no es de cobardes. Seguir un plan de entrenamiento más o menos riguroso, con un intervalo de tres a cinco salidas por semana, en ayunas o por la noche, o al mediodía. Sufrir lesiones, dolores musculares, sesiones de fisioterapia… y como si fuese adicto a una droga, con el único pensamiento de salir a correr al día siguiente después de una paliza el día anterior. Eso, no puede ser de cobardes.
Durante muchos años he intentado volver a correr. Siempre que se acercaba un septiembre, empezaba a pensar en salir a correr y entrenarme de cara a la San Silvestre. Nunca lo conseguía. Hasta que de nuevo, y esta vez por cuestiones de salud había que quitarse peso de encima. 99 kilos, midiendo 1.79 metros en agosto de 2010.
Todavía me tengo que quitar algunos kilos, pero he conseguido bajar 15 kilos en año y medio. Los comienzos de esta nueva etapa no fueron precisamente sencillos. Lo intenté en gimnasio, y aguanté una temporada pero no me terminaba de motivar. Fue salir a la calle, sentir la temperatura, a veces las rachas de viento, otras veces la lluvia. Debo estar loco pero eso sí motiva.
Incluso en temporadas de lesión o enfermedad, en año y medio he estado casi 4 meses en el dique seco. No había día que no pensase en salir a correr al día siguiente. Y siempre con la espinita clavada de correr una San Silvestre.
San Silvestre 2011
Este año, mejor dicho, hace unos días todavía era el año pasado. Fue mi primera San Silvestre. Todavía recuerdo la primera vez que corrí los 10 km. Fue entrenando y solo lo hice porque me sentí bien. Por aquel entonces lo máximo que había hecho fueron 7 km y los 10 me parecían un muro con el que no podría. Al final, lo conseguí.
De correr 50 km mes, he pasado a correr 150 km. Sabía que la San Silvestre estaba a mi alcance, no solo para poder correrla, que sabía que sí porque es una distancia con la que me siento muy a gusto, si no porque sabía que podía hacer una buena marca.
Carreras de 10 kilómetros las hay mejores que esta. Hay muchos corredores sin dorsal, o corredores con dorsal y tiempo falso que estorban más al final de la carrera que al principio, que suele ser lo normal.
Pero se vive un ambiente de fiesta increíble. A pesar de llevar música, uno que se ha acostumbrado a correr con ella. No le prestas mucha atención, para mí, incluso, fue complicado concentrarme para aislarme y correr mi propia carrera. Fueron varias cosas las que me empujaron hasta la meta.
La primera la ilusión y los momentos vividos. Los sacrificios pasados. El estar en un momento que habías soñado durante mucho tiempo.
La segunda los niños que sacaban la mano para que se la chocases y darte ánimo. Una “tontería” como esa, no sabéis lo mucho que me animaba. Unos escalofríos me vuelven a recorrer el cuerpo solo con recordarlo.
Y después, toda la gente que estaba en las aceras en los últimos tres kilómetros de carrera. Sin duda alguna los más duros, en especial después de haber empezado muy fuerte la carrera.
La experiencia no es haber corrido una carrera, la experiencia no es haber soñado con correrla o entrenar el último año y medio. La experiencia en la vida es luchar por conseguir un sueño, del tipo que sea. Eso, lo tenemos todos al alcance de nuestra mano. Luchad por vuestros sueños.
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