Dicen que cualquiera puede grabar un disco. Y creo que estoy bastante de acuerdo, no hay más que ver (y escuchar) algunos de los álbumes que podemos encontrar por ahí. Ya no es necesario gastarse un dineral en un estudio profesional para grabar temas propios con una calidad más que aceptable, eso es cierto, pero también lo es que la experiencia de grabar en un estudio, sobre todo si tiene cierta historia, es muy enriquecedora. Fijaos en la frase del principio: “cualquiera puede grabar un disco” no es lo mismo que “cualquiera puede grabar un buen disco”. Pero eso ya es otro tema.

Llevo tocando la guitarra y el bajo desde hace muchos años y he formado parte de varios grupos, pero desde el año 2000 mi único proyecto musical se llama nu-b, una banda de rock en castellano que comparto con otros tres amigos y en la que me ocupo de las cuatro cuerdas. Todavía recuerdo el momento en el que decidimos que, tras haber grabado cuatro o cinco demos, había llegado la hora de ir a por nuestro primer disco (hace pocos meses lanzamos el segundo). Y no queríamos hacerlo de cualquier manera, no, entre otras cosas porque uno nunca está seguro de si va a poder repetir una experiencia como esta, así que decidimos ir a por todas y elegimos uno de los mejores estudios de nuestro país, si no el mejor, para vivirla a tope.

En nuestro territorio hay multitud de estudios de todo tipo, pero la lista de posibles candidatos se había reducido a dos tras una primera selección. En ambos casos íbamos a tener que hacer un pequeño esfuerzo a nivel económico, por supuesto, así que nos iba a tocar ahorrar sí o sí durante los meses que teníamos por delante hasta la fecha de grabación. Finalmente nos decidimos por los Music Lan Recording Studios, situados en una población a cinco minutos de Figueres llamada Avinyonet de Puigventós, en Girona. En él ha grabado gente como Enrique Bunbury o Manolo García, por ejemplo. “Si ellos han ido ahí tiene que ser por algo”, pensamos. Y sí, es por algo: buena gente, buenas salas, buen equipo, buenas equipaciones, buen ambiente…

Los estudios están situados en plena naturaleza. De hecho lo más fácil es pasar el recinto por alto si uno no sabe que se encuentra ahí, rodeado de vegetación, casi camuflado. Una anécdota que nos contaron los técnicos de Music Lan: Mariah Carey estuvo allí grabando las voces de un tema, no recuerdo cuál. Lógicamente no tenían ni idea de la particular ubicación del estudio y ya sabéis cómo suele ir esta gente: a lo grande, con limusinas y cochazos. Claro, para la ciudad todo eso está muy bien, pero que para ir campo a través… pues no es lo más indicado y pasaron un mal rato.

El recinto donde se encuentran estos estudios tiene de todo: sala de cine/videojuegos (con una Playstation 2 conectada al proyector por aquel entonces), cocina, una espaciosa sala de estar con sofás, un billar, una piscina… y además en el precio viene incluida una casa de dos plantas con jardín para que los músicos tengan donde dormir y descansar en óptimas condiciones. ¿Quién iba a querer perderse todo esto? El disco acabaría saliendo como tuviera que salir y ya veríamos qué sucedería con él una vez en el mercado, pero cinco días de grabación en un estudio tan bien equipado como este es una experiencia que nadie me va a quitar.

Durante los días que duró la grabación pude disfrutar haciendo lo que más me gusta en un entorno realmente alucinante, tuve la ocasión de conocer gente nueva bien metida en la escena musical (y de eso siempre se aprende), compartí casi una semana de buenos momentos con mis compañeros, con los que estuve 24 horas al día… en definitiva: grabé mi primer disco, llamado Paisajes Sonoros, en uno de los mejores estudios profesionales de nuestro país.

Sí, todo el mundo puede grabar un disco desde su casa, pero yo, tras esta experiencia, creo firmemente que el objetivo final debe ir acompañado de un trayecto en el que uno pueda disfrutar al máximo; de una gran experiencia que, sea cual sea el resultado, haya merecido la pena vivir.

Imágenes | Alex CD
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