Ya no quiere hablar de ‘Harry Potter’, terreno prohibido para quien quiera preguntar a Emma Watson. Se desmarca en su cuenta personal de Twitter de cualquier rumor que la sitúa en como protagonista de ese pastelón de novela rosa mojada llamada ’50 Sombras de Grey’. Con arte, con cierta pose macarra y utilizando muy bien esas pausas enterrando aún más una imagen de niña dulce que ya pasó hace tiempo por la gran pantalla mientras buscaba que el de la cicatriz en la frente le hiciese ojitos ante la envidia del pelirrojo. Emma Watson ha pasado de pecado a ser la pecadora y a gustarse en ese papel.

Toda esa imagen de niña dulce hace tiempo que la olvidamos. Más bien, ella ha querido deshacerse al completo de tal cliché. Juega a ir de mala, de chunga en ‘The Bling Ring’. Una joven famosa y consentida que no acaba bien. A las órdenes de Sofia Coppola. Porque claro, ahora Emma Watson va moldeando su carrera para dejar de compartir escobas voladoras para compartir planos lentos, historias de dramas juveniles con tintes profundos al tiempo que las compagina con comedias que se creen graciosas por decir pedo.

Buen cambio de registro, buena renovación de imagen sin necesidad de hacer las necedades de Miley Cyrus. Se sabe rodear de nombres como James Franco, Jason Segel, Seth Rogen, Jonah Hill, la propia Coppola, Michelle Williams, Stephen Chbosky o Logan Lerman, entre otros.

Un estudiado hiato desde que cerró con el Potter nos dejará una nueva Emma Watson ya crecida y con ganas de ser más que una niña dulce.

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