El Festival de arte más grande África
Todos los años durante los últimos días de junio y los primeros días de julio se produce en Sudáfrica el evento de arte más espectacular e imponente del continente africano. El National Arts Festival se viene conmemorando sin interrupciones desde el año 1976 en la provincia de Eastern Cape, más precisamente en una pequeña ciudad universitaria apodada Grahamstown, lugar de intensa carga histórica, que gira en torno a la Universidad de Rhodes, la cual aporta gran parte de la infraestructura y de la producción necesaria a este mega evento cultural que apareció en nuestras vidas para transformarse en una de las experiencias más ricas e intensas que hemos tenido el placer de vivir en África.
Viaje por África es un proyecto ideado y puesto en marcha por dos argentinos, Pablo Zapata (32) y Julián Árenzon (28) en octubre del 2009. El objetivo propuesto fue el de atravesar el continente africano de sur a norte, de manera totalmente independiente, en transporte público, a dedo, o como fuera, para intentar realizar registros audiovisuales que sirvieran de complemento y apoyo a los relatos de las impresiones y vivencias que iríamos obteniendo durante la travesía, para luego ser reflejadas en un blog que ayude a ampliar los conocimientos de este enigmático continente. Viaje por África es un viaje independiente, que intenta ayudar a quien lo necesite, a saltar al vacío y lanzarse a rutear… un estilo de vida y la firme convicción de lo que uno se proponga, se puede lograr. Estamos en Facebook y Twitter.
Grahamstown, Sudáfrica. National Arts Festival edición 2012
Lo primero que tenemos que destacar y decir es que Grahamstown se prepara incansablemente desde el final de cada festival para los once gloriosos días del siguiente. Entonces, una hermosa ola de excitación y de vida comienza a agitar las amables calles de la ciudad en los meses previos al evento, envolviendo a sus habitantes en un sentimiento de felicidad y armonía que se manifiesta incansablemente en los humores e interrelaciones. Una ciudad en la todos de alguna u otra manera participan activamente de la organización, hecho vertebral y definitivo, a través del cual se moldean el espíritu y el alma del festival.
Una ciudad transformada para la fiesta
Todo edificio público se transforma en teatro, sala de exhibiciones o escenario. Todas las esquinas se transforman en potenciales lugares para performances. Todas las paredes se empiezan a cubrir de panfletos, volantes y pósters; todos los restaurantes se amplían, se mejoran, se pintan… Los bares y los clubes cambian sus grillas, anuncian inmejorables ofertas e inundan sus espacios de promociones y promotoras. El mayor campo de deportes de la ciudad se transforma en el “Village Green”, un complejo al aire libre donde llegan comerciantes de todas partes de Sudáfrica y países linderos, a ofrecer artesanías, comida y eventos culturales gratuitos. Los museos relucen, las calles se pintan, la gente sonríe y disfruta…
El arte en todo su esplendor y con una fuerza única, desembarca en algún lugar perdido del sur del continente africano, para llenar de sensibilidad y regocijo cada átomo de la ciudad.
Da comienzo la función, se levanta el telón y se descubren las 250 hojas del programa anual. Se declara un happy hour que mezcla montañas rusas emocionales con estados de excitación desopilantes, al ritmo que se visualizan innumerables shows enmarcados en teatro, teatro físico, teatro musical y cabaret, danza, comedia, ópera y música en infinitas modalidades; artes audiovisuales, cine, muestras de artesanías, arte público, pintura y espectáculos callejeros para no seguir ahondando demasiado. Además, y como si fuera poco, transcurren en paralelo dos mini festivales con vuelo propio: el festival de Jazz y el festival de artes para niños. Las entradas van desde gratis hasta unos veinte dólares la más cara, y aunque sin duda son costos muy accesibles, considerando que una persona ve un promedio de dos a tres shows pagos por día, es necesario manejar el presupuesto con algo de antelación.
Participación de Viaje por África y otros bares
Lo más interesante para nosotros fue sin dudas ser parte activa del festival, y la forma en que logramos insertarnos entre tanto movimiento y adrenalina, fue atender por segundo año consecutivo un puesto de comidas propio, encargado de alimentar a los espectadores que asistían a uno de los eventos patrocinados por la facultad de Rhodes: el Arts Lounge; una casa experimental de artes audiovisuales que alentó discusiones variadas sobre los eventos que iban exponiendo todos los días de 13 a 17 horas. El lugar, al estar ubicado en una de las esquinas más importantes de la ciudad, sirvió también de punto de comunión para todos nuestros amigos de Grahamstown y de otras partes de Sudáfrica, los cuales nos llenaron de charlas y de buen humor los jornales. Cada uno con los elementos que tenían para aportar, le dieron un ameno marco diurno a nuestras mucho más que felices humanidades.
Así, los días transcurrieron en una apasionante y hermosa burbuja estética, donde una especie de reality show artístico disparaba incontables estímulos en las más variadas situaciones. El centro de la ciudad siempre amanecía inquieto, y al ritmo de los primeros cafés y tortas que servíamos, empezaban a llegar las propuestas para la vida nocturna, que además de incluir entradas gratis para todo tipo de eventos, proponían reuniones en dos lugares que son parte de la tradición más fuerte del festival y que sólo abren sus puertas durante estos once días de congoja: Long Table y Drill Hall, dos resto-bar en los cuales se dan cita todos los personajes que circundan la ciudad en algún u otro momento de la noche. Artistas, estudiantes, profesores, trabajadores, hippies, rastas, metaleros y todo tipo de persona que se puedan imaginar o surque el perímetro de la ciudad, arman anualmente un cambalache interactivo de alto vuelo, en el cual se pueden registrar las situaciones más estimulantes a las que cualquier humano se pueda exponer, para una vez terminado el festival, y luego del cierre de sus puertas hasta el año entrante, dejen un vacío insondable de risas, diversión y felicidad.
Espectáculos a los que asistimos
En esta edición 2012, tuvimos el honor de asistir a muchos de los espectáculos del mainstream y también a muchos otros que no eran parte, pero que hicieron de las delicias de nuestros cinco sentidos de la misma forma. Steven Cohen y Discharge en performance arts, Big Time with Braka y Jitsvinger en Jazz, Sunship, la banda más tradicional de la ciudad, en Blues, Tender en teatro físico, Nthombo en danza tradicional, HydroLunatics en performance estudiantil, Lucy Kruger y Lance Hermann en música folk, Art Factory en el festival de niños y The Rusty Spoons en teatro interactivo, sólo para nombrar algunos… Luego hay que considerar las constantes intervenciones de distintos grupos independientes, músicos y actores que se suceden sin parar a toda hora en muchas de las esquinas de la ciudad, las cuales son las que realmente contribuyen a la materialización de esta especie de burbuja mágica cultural por la que uno se mueve durante once días.
Va llegando el final
Para que se den una idea de lo infinito y excitante que puede resultar el festival de arte más grande del continente africano, les deberíamos contar que en un total de once días, dormimos la ridícula cantidad de veinte horas, ya que la ecuación final con tanta variables dando vueltas, es absolutamente irresoluble en un día que sólo cuenta con veinticuatro horas. Este ritmo se justifica en el vacío que invade a la ciudad el día número doce, una vez que la tradicional “Parade” declara al ritmo de un baile infinito, que ha llegado el final.
Una vez que todos se retiran y que el telón se baja nuevamente hasta dentro de 365 días, quienes quedan, no tienen otra opción que atravesar el final de la función en una buena cama reparadora, haciendo el recuento de tickets, repasando las emociones acumuladas por última vez. Al ritmo de los coletazos que este infinito e invaluable mundo artístico fue capaz de producir, los invitamos a venir a visitar y a participar. Es una experiencia de la que nunca se van a arrepentir.
Debido a la prohibición de cámaras de vídeo, los vídeos que aparecen en este post fueron provistos por el departamento de periodismo de la Universidad de Rhodes, CUE TV. En el canal de YouTube pueden encontrar muchos otros compactos de diferentes shows.
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