El Camino de Santiago, vivir con lo mínimo por unos días
Una de las experiencias más completas y místicas que existen en nuestro país es el Camino de Santiago. Este recorrido de carácter religioso tiene casi mil años de antigüedad y en la actualidad sigue siendo un reclamo. Es cierto que el carácter que en un principio tenía de penitencia y recogimiento lo ha perdido en gran parte, ya que en la actualidad es más un recorrido turístico que algo devocional. Yo he sido testigo de esta experiencia y por ello quiero contar qué es para que todos nos animemos a hacerlo.
Lo que más le gusta a Diego Delgado es escribir sobre las cosas que le llaman la atención y lo que más le gusta, el deporte y las aventuras que vive y que quiere que todo el mundo conozca. Por esto se decidió a pertenecer al equipo de Webblogs. Podemjos encontrar algunos de sus mejores consejos en Vitónica, además de ser amante de los animales y demostrarlo en Es Cosa de Perros.
La ruta a seguir
Antes de nada os recomiendo que para hacer el Camino de Santiago nos documentemos, ya que es muy importante saber qué es lo que vamos a ver. Es tal la repercusión turística de este recorrido que existen oficinas turísticas en la gran mayoría de los pueblos, sino oficinas un punto de información donde podemos preguntar el recorrido. A pesar de esto es necesario saber que todas las jornadas están marcadas con una ruta dependiendo del medio elegido para la realización del Camino, pues se puede hacer a pie, que es lo más habitual, en bicicleta, a caballo, en coche…
La sencillez de las rutas es lo que más me sorprendió, ya que todas están claramente indicadas y constan de unos treinta kilómetros de media al día, si realizamos el camino a pie, como fue mi caso. Es importante madrugar para llevar a cabo la ruta cuanto antes. Las seis de la mañana es muy buena hora para comenzar y terminar entorno al mediodía, para disfrutar el resto de la jornada del final de la etapa, que suele ser un pueblo grande con historia y un albergue en el que podernos quedar a pasar la noche.
Restaurantes y albergues
La red de albergues y restaurantes que me encontré a lo largo del camino siempre tiene algo de singular, bien sea por su historia, por su gente, por su gastronomía o ubicación, que aún hoy me traen recuerdos de esta experiencia. Tanto los albergues como los restaurantes del camino ofrecen unos precios especiales para los peregrinos, aunque es cierto que los albergues no tienen una tarifa establecida, sino que simplemente aceptan un donativo que cada persona da de acuerdo a sus posibilidades económicas.
A pesar de esto es necesario para pasar la noche en un albergue o comer el menú del peregrino tener una cartilla que acredite que eres peregrino que tienes que sellar al terminar cada etapa. A mí se me olvidó en varias ocasiones, pero la gente es comprensiva y acepta que eres peregrino a pesar de que a veces se te olvide.
Elegir el equipaje
En mi caso el camino a pie no es tan sencillo como parece. Hay que tener en cuenta que no se trata de una caminata o paseo ligero, sino que es algo más, son horas y días sin parar de caminar por todo tipo de terrenos. Por ello es muy importante saber elegir el equipo adecuado que nos va a acompañar en nuestro Camino. En mi caso elegí unas botas de montaña de primera calidad que traspiraban y que eran totalmente flexibles e impermeables para aislar mis pies de las inclemencias del tiempo. Es cierto que lo realicé en verano, pero aún así es mejor elegir un calzado resistente y ante todo cómodo, ya que las ampollas hacen acto de presencia cuando menos te lo esperas.
La ropa y el equipaje es otra cosa a tener en cuenta, y es que estamos muchas horas con ello a cuestas, por este motivo es necesario que llevemos ropa interior como para una semana, además de camisetas. Yo llevé solamente cuatro y dos pantalones y dos sudaderas. Un chubasquero no debe faltar. Seguro que a muchos les resulta poco equipaje, pero por suerte los albergues tienen lugares para lavar la ropa y poder así tener siempre algo limpio. Eso sí, recomiendo llevar una toalla, calcetines de sobre, pues en el día te los cambias más de una vez, y una esterilla por si no quedan camas en el albergue para poder dormir sobre el suelo.
A pesar de todo el Camino de Santiago es una experiencia única, ya que el recorrido te lleva a lugares totalmente dispares y muy diferentes entre sí. Es totalmente un recorrido completo por la cultura más tradicional de España en la que puedes ver cómo el paso del tiempo ha hecho mella en los monumentos y en las gentes que pueblas todos y cada uno de los pueblos y ciudades que te encuentras a lo largo del recorrido. En mi caso me zambullí en una especie de aventura a través de los siglos donde pude apreciar la importancia de la religión en una época en la que todo giraba en torno a ella, y para muestra las impresionantes construcciones de un valor incalculable que te encuentras en pueblos de apenas cien habitantes.
Por esto es muy recomendable que os decantéis por el Camino de Santiago a la hora de elegir una experiencia diferente, ya que no solo conoceréis lugares distintos, sino que es una experiencia que nos ayuda a enriquecernos interiormente y a conocer gente de todas partes del mundo y a saber durante unos días como es vivir con lo justo y valiéndonos de la ayuda de los demás. Una experiencia totalmente recomendable que no se pasa de moda con el paso de los años, ¡por algo será!
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