El Barcelona, en Múnich como en Atenas
En el césped estaban Müller, Ribery y Robben, pero más de uno creyó ver a Desailly, Boban y Savicevic. En el banquillo se sentaba Heynckes, con el mismo rostro sonrosado de siempre, aunque el tiempo haya transformado los reflejos rubios en blancos, pero muchos creyeron advertir los rizos morenos de Fabio Capello. La camiseta era roja, pero en algún momento pareció estar surcada por rayas negras. A buena parte del barcelonismo se le apareció anoche Atenas. Los fantasmas aprovechan la mínima oportunidad para volver y este llevaba en el armario 19 años.
Tres de los cuatro goles del Bayern fueron dudosos, pero la superioridad fue patente. Si el árbitro estuvo horrible, el Barcelona no anduvo mucho mejor. Ya a los tres minutos Robben se plantó dentro del área y encaró a Valdés. El holandés no se fió de su diestra y el portero salvó a su equipo, pero aquello fue un aviso de lo que iba a ser la noche.
Poco después, un centro del propio Robben fue cabeceado por Dante, ese central exuberante con nombre de poeta medieval y aspecto de acabar de salir del estudio de grabación de los Jackson 5 o de unos Globetrotters setenteros. El brasileño se apoyó lo suficiente en Alves para mantenerse una preciosa décima de segundo extra en el aire, pero fue lo suficientemente sutil para pasar inadvertido ante el árbitro. Lo que parecía un remate se convirtió en un pase a Müller, que empujó a la red dando inicio al festival bávaro. Marcaron después Mario Gómez, en fuera de juego, y Robben, tras un bloqueo de un Thomas Müller transmutado en Scola. Como el improvisado pívot no continuó el pick & roll, Robben penetró hasta la cocina cual Prigioni y dejó una suave bandeja en la red. Cerró la cuenta, ya con el Barça entregado, el ubicuo Müller, para rubricar un partidazo propio y colectivo, y dejar al Barcelona hundido, convertido en una caricatura de sí mismo.
Si en la final de Atenas disputada en 1994 contra el Milan encontró el Barcelona de Cruyff su tumba, ayer en Múnich se vivió algo similar. O al menos eso pareció. Solo el tiempo dirá si la analogía entre ambas goleadas es correcta o si Múnich se verá en el futuro solamente como una inoportuna, aunque dolorosa, piedra en el camino. Enfrente, justo es decirlo, estaba un equipo descomunal, con hambre de dominar el fútbol europeo como hicieran Beckenbauer y compañía en los años setenta. Mención aparte merece Jupp Heynckes, el entrenador que salió del Madrid hace 15 años tras hacerlo campeón de Europa. El entrenador que abandonará el Bayern dentro de un mes y medio, pase lo que pase.
Foto | RTVE
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