1.500 kilómetros de camino para luchar contra el sobrepeso
Llega el día que decides tomar el control de tu vida. Ese momento en que te enfrentas a tus propias limitaciones, a tus miedos o problemas y decides que no dejarás que te dominen un minuto más. Y te levantas y lo haces. No esperas a que las condiciones ideales estén dadas. No. Lo haces.
Para Geoff Seifert ese momento llegó durante un paseo con sus amigos por el Valle de la Muerte, en Estados Unidos. Un día de excursión normal, sin apuros ni grandes exigencias en que todos esperaban compartir una caminata, un picnic, algunas fotos y bromas para recordar. Él no pudo seguirlos. El corazón se le salía por la boca. Las piernas no le respondían. Pesaba 205 kilos.
Se apuntó a un grupo de ayuda, comenzó a caminar 10 kilómetros por día. Consiguió dominar las tentaciones de su trabajo como cocinero y bajó 30 kilos. Descubrió que quería más.
Y es entonces cuando el Camino de Santiago aparece en el panorama de Geoff. Había leído la historia de esta ruta de peregrinos que se extiende desde el corazón de Francia hasta Santiago de Compostela (y un poco más allá). Historias de fe, de agradecimiento, de espíritu deportivo o turístico. De compromiso, lo que los angloparlantes llaman commitment. Y Geoff podía comprender perfectamente ese concepto. Ese compromiso con sí mismo, con superar sus limitaciones, le llevó a comprarse un billete aéreo a Europa y calzarse la mochila al hombro.
Su camino personal comienza en el pueblo francés de Le Puy-en-Velay. Su meta estaba 1.500 kilómetros más allá, en la Plaza del Obradoiro de Santiago.
Paso a paso fue venciendo sus limitaciones y sus miedos, fue ganando amigos que le estimularon a seguir cuando sus fuerzas desaparecían. Paso a paso fue también conociendo otras historias como la suya: historias de superación. No se permitió flaquear.
Recordó los días de esfuerzo en su país natal intentando bajar gramo tras gramo. La fuerza de voluntad que tenía que mostrar para avanzar lentamente al salir a caminar. Las exigencias de la dieta, los controles médicos. Él había podido con éso y podría con el Camino.
Hoy Geoff Seifert se para delante de muchas personas que como él se enfrentan al problema del sobrepeso y les dice simplemente: “Fue el día más feliz de mi vida” Así recuerda el momento en que entró a la plaza, cuando levantó la mirada a las torres de la Catedral de Santiago sabiendo que lo había logrado.
Imagen | Antonio Angel
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