Rápidos, furiosos y taquilleros
Mañana se estrena la sexta entrega de ‘A todo gas’ (‘The Fast & the Furious’, Rob Cohen, 2001), exitosa película sobre una banda de ladrones que utilizan sus habilidades con los coches apara realizar sus robos. En realidad se trataba de un remake encubierto de la excelente ‘Le llaman Bodhi’ (‘Point Break’, Kathryn Bigelow, 1991), cambiando las tablas de surf por coches preparados para ofrecer grandes dosis de velocidad, el secreto del éxito de una saga inesperadamente larga. Con el sexto tíulo a punto de caramelo, ya se ha confirmado el rodaje de una séptima entrega. En estos tiempos de crisis, el público quiere ver a un grupo de cuerpazos cometer fechorías para hacerse con una buena cantidad de dinero.
Si algo ha caracterizado esta saga es la rapidez, la inmediatez, y la suspensión de incredulidad debe aferrarse a bastiones realmente poderosos para que uno no salga escandalizado de semejantes propuestas cinéfilas de evasión. Una saga que nada conoce de los buenos relatos de acción de los años ochenta en los que la violencia no era para quejicas y sensibles políticamente correctos, y lo creíble tenía cierta manga ancha. Pero a los productores de ‘Fast & Furious’ no les interesa nada de eso, ellos quieren explotar la gallina de los huevos de oro con montaje acelerado, aparatosidad en lugar de espectáculo —herencia de realizadores como Michael Bay—, y cómo no, todos muy guapos y machotes.
Hace años Steve McQueen se abrochaba el cinturón de seguridad antes de dar paso a una de las persecuciones automovilísticas más famosas de la historia del cine por las calles de San Francisco. La tensión y la emoción se conseguía con una planificación y montaje soberbios, a los que había que sumar el arrollador carisma del actor. Algo completamente diferente a la secuencia del vídeo, que corresponde a la quinta entrega de los rápidos y furiosos, y que muestra a la perfección los males del cine moderno de acción, esto es, montaje caótico, destrozos aparatosos y una situación absolutamente imposible de creer por mucho que uno ponga de su parte: la de la caja fuerte tirada por dos coches. Pero ellos son así. En la sexta entrega prometen superarlo, y la séptima ni te lo cuento, eso sí que será una experiencia extrema.
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