Mailer, peleón, juerguista, atrevido e imperfectamente perfecto
Norman Kingsley Mailer conocido como Norman Mailer (1923 – 2007), era un escritor estadounidense que conducía su vida de forma anárquica, epidérmica y con dos cojones, hablando en plata, y del mismo modo se conducía a través de la literatura.
Por eso no es de extrañar que, a principio de los años 1980, cuando el cineasta Sergio Leone encargó a Mailer un guión adaptado de la novela The Hoods, que habría de servir para rodar Érase una vez en América, Mailer se encerrara casi un mes en una habitación de hotel de Roma.
No lo hizo porque Mailer fuera trabajador, sino precisamente porque no lo era: se encerró para no distraerse en su agitada vida. De hecho, allí dentro, mientras tecleaba como un poseso, estaba acompañado sólo por una caja de botellas de wisky. Al parecer, los demás huéspedes no dejaban de oírle maldecir, cantar y pedir hielo durante todo el día y toda la noche. El guión, finalmente, acabó en el cubo de la basura de Leone, y nunca se rodó.
La mala leche de Mailer también trajo aparejados no pocos conflictos con otros autores. El más célebre y cruento probablemente sea la que mantuvo con Gore Vidal. Imaginaos que en mitad de un programa televisivo de máxima audiencia en el que se enfrentaron Mailer y Vidal, el segundo comparó al primero con el asesino psicópata Charles Manson, por haber acuchillado a su mujer durante una discusión, y calificó su novela The Prisioner of Sex como “una menstruación de tres días”.
Mailer, cómo no, que fue borracho al programa, incluso llegó a agredir gravemente a Vidal fuera de cámaras.
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