En el punto más al sur del gigante asiático se encuentra esta isla de algo más de 33.000 metros cuadrados que se ha convertido en el paraíso vacacional para muchos ciudadanos de la República Popular China. Los hoteles de lujo que empezaron a habitar la isla a partir de los años 90 se han convertido en refugio para parejas chinas recién casadas que buscan en esta parte de su país el marco perfecto para las fotos de su boda. Rusos con ganas de pasarlo demasiado bien, bases nucleares relativamente secretas y un centro de lanzamiento de satélites son otros de los atractivos del lugar.

Guan Yin del mar del sur

El turismo se ha convertido en una de las principales industrias de la isla, atrayendo cada año a ciudadanos de mainland y otros países de la región asiática. Los rusos por ejemplo parecen haber encontrado en Hainan el lugar perfecto para escapar a su terrible frío. Si en Benidorm se pueden encontrar establecimientos pensados específicamente para ciudadanos británicos o alemanes dispuestos a pasar un buen rato bebiendo alcohol, recordando viejos himnos e intentar flirtear con la fauna local, en Hainan sucede lo mismo solo que pensado para los turistas llegados de la Federación Rusa.

Si uno se escapa de estos casposos locales en los que el vodka corre como el agua, o mejor aún si los evita, y se adentra en los grandes clubs de las principales ciudades de la isla la experiencia no va a ser muy diferente. Aquí la mayoría de la gente viene a beber hasta perder la conciencia y a jugar a los dados hasta que Morfeo llama a la puerta. Siempre hay un pequeño escenario, mínimo, en el que la pequeña comunidad expatriada baila como si la vida les fuera en ello ante la atónita y divertida mirada de los locales. Los precios en estas discotecas suelen ser bastante altos por lo que muchos de los que acuden a ellas acaban pasando más tiempo fuera junto a la tienda de conveniencia más cercana al local, fumando y comprando alcohol barato del que, en algunas ocasiones, es casi mejor no conocer la procedencia.

Río Haidian, Haikou

Haikou es la capital de la isla. Situada al norte de la insula, la ciudad sirve como ejemplo del astronómico avance económico del gigante asiático. En los suburbios la construcción de edificios, puentes y otras construcciones se lleva a cabo en semanas, con cuadrillas que trabajan a destajo. Muchos de esos nuevos edificios posteriormente quedan vacíos o con apenas utilidad, creando una sensación de lo más fantasmagórica. Basta con pasear en bicicleta por algunas de las zonas en construcción de la capital como el paseo marítimo más allá de la avenida Binghai o la Haidian Development Zone para encontrarse con algunas de estas edificaciones a la espera de ser utilizadas. Bo’Ai es la zona con más encanto de Haikou, sus casas blancas desvencijadas con toques de arquitectura europea sirven de escenario al mercado tradicional de la ciudad.

Bo’Ai, Haikou

Tomando fotos de boda en Haikou

Calle Yanjiang, Haikou

Otro de los encantos de Hainan es la ciudad de Wenchang. Es fácil llegar desde Haikou en autobús pero el viaje en bicicleta es mucho más satisfactorio. Las infraestructuras no están muy bien preparadas y hay obras cada dos por tres por el camino, pero a lo largo del mismo es fácil encontrarse con un frondoso paraje tropical mezclado con viejas edificaciones, templos y reminiscencias de la Guerra Civil China. En Wenchang lo más interesante es caminar por sus mercados nocturnos al caer la noche. A pocos metros de la ciudad se encuentra el Wenchang Satellite Launch Center que promete convertirse en pocos meses en uno de los centros neurálgicos de la industria espacial china. Junto al puerto espacial se está construyendo un parque temático sobre el espacio y decenas de nuevos hoteles en la zona para los turistas que vengan a presenciar los futuros lanzamientos de naves más allá de nuestra atmósfera por parte de la imparable maquinaria china.

Mercado nocturno en Wenchang

Carretera 201 entre Haikou y Wenchang

Pero sin duda la mayor atracción turística está en el punto más al sur de la isla, y por tanto del país, en Sanya. Las playas que bordean la costa de la ciudad, como dadonghai, siempre tienen una temperatura ideal, propia de una zona tropical. El marisco y en concreto cómo lo preparan es otro de los fuertes con los que cuenta la sureña ciudad; el picante siempre suele acompañar a los platos que se cocinan en los cientos de restaurantes que pueblan el paseo marítimo y sus aledaños. Marisco que ha de tomarse con una refrescante y clásica cerveza tsingtao, la más famosa en la República Popular China.

A pocos kilómetros de Sanya se encuentra el templo budista Nanshan. Este enclave, que se empezó a construir en 1988 para celebrar los dos mil años de historia del budismo en China, contiene la cuarta estatua más alta del mundo, Guan Yin del mar del sur. La estatua de 108 metros de altura es uno de los lugares de peregrinaje más comunes para la comunidad budista en el gigante asiático; sus tres caras, idénticas en cada fachada, apuntan hacia diferentes puntos con el deseo de llevar paz allá a donde miran.

Pero más allá de la paz que Guan Yin pueda ofrecer, Hainan también es el hogar de la base naval Yulin, para algunos medios occidentales un lugar de lo más secreto en el que las autoridades militares chinas dan cobijo a varios submarinos nucleares y otras mamarrachadas armamentísticas; la realidad es que la base está al lado de la bahía Yalong, uno de los destinos turísticos más importantes en Sanya. Desde luego si la base tiene todo lo que los medios dicen nos encontramos ante uno de los sitios más WTF del planeta: templos budistas, submarinos nucleares, resorts de mega lujo vacíos,  rusos poniéndose tibios… y todo sin salir de la isla.

Marisco y cerveza en Sanya, con arroz por supuesto

Avenida Renmin

Fotos | danigargon
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