El placer de conducir en Alemania
¿Qué símbolo caracteriza mejor el carácter Alemán? Tipos rubios, altos que pasean por la calle encaramados a un trozo de pan con una salchicha blanca -Bratwurst– bañada en mostaza. La respuesta no podría ser más correcta pero cuando hablamos de motor ese tipo no lo imaginamos andando sino al volante de alguna de las bestias producidas dentro de sus fronteras, Bratwurst incluida, gas afondo por alguna Autobahn. Coches de talla y cifras enormes, lo suficientemente amplios para dar cobijo a los niños y lo suficientemente potentes para visitar los Alpes con una sonrisa o enamorarte en la Romantische Straße. Pero, ¿qué hace todo esto posible?
Para ello habría que echar un vistazo rápido a su cultura. Básicamente y a modo de resumen, casi cualquier cliché que hayas escuchado sobre los alemanes es cierto. Es decir, su obsesión por la puntualidad, los horarios y la organización está basada en hechos reales. Esa obsesión por el orden se ve reflejada también en la obediencia y el seguimiento casi perfecto de las normas. En el mundo del motor esto se traduce en comportamientos ideales allá donde haya un límite de velocidad y una actitud de seguridad y confianza en carretera.
Quizás sea culpa de las autoescuelas y el sistema para sacarse el carné, conocido por ser uno de los más duros de Europa.
En otras palabras, en Alemania es más difícil encontrarse con alguien haciendo la pirula, cambiando de sentido donde más le plazca o tomando una rotonda cómo mejor le venga. Y lo que es aun más sorprendente para el conductor latino: un comportamiento no-agresivo. ¡Oh Got! ¡si hasta los taxistas te ceden el paso!
Sino me creen echen un vistazo a su actitud en las famosas Autobahn. Muchos de sus tramos no tienen límite de velocidad y sin embargo no se han convertido en circuitos abiertos al público. De hecho, la sensación de seguridad por esas amplias calzadas cuidadas hasta el detalle más irrelevante es mucho mayor que en cualquier vía made in Spain. Por ejemplo, no se abusa del carril izquierdo bajo la falsa creencia de que es más rápido y a menudo los Porsches y BMW de alta gama vuelven pronto al carril derecho.
Llegados a este punto resulta obvio que el parque de automóviles alemán supera en tecnología, seguridad y prestaciones al de cualquier otro país europeo. Sin embargo, sus infraestructuras funcionan también a la perfección con coches de gama baja, no es una cuestión de clase social.
Os dejo con la gente de Drive y una de sus últimas incursiones continentales donde conducen un Audi RS7 Sportback –560 cv bajo el capó– desde la impresionante Selva Negra hasta Munich. Un viaje que deberías plantearte la próxima primavera/verano… antes de que a algún ministro bávaro se le ocurra llevar a cabo la brillante idea de crear un peaje para extranjeros.
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