Viajar. Recorrer. Visitar. Cuando vas por el mundo todo parece llevarte al movimiento, a la urgencia por ver todo. Sin embargo, es justo (y necesario) aprovechar ese paso por diversos rincones del planeta para conocer también cómo se cuida su gente, cuáles son esos espacios únicos y personales que existen allí para relajarse, cuidar el cuerpo y la mente. Y aprovecharlos.

Baño de lodo zapoteca

Siguiendo las más antiguas tradiciones de mayas y aztecas, las mujeres del Estado de Zapotecas son las encargadas de ofrecer los baños de lodo zapotecas. Muchas de ellas se han organizado en una cooperativa (La bocana) para regalarnos con esta sana costumbre ancestral. Piensa en terminar una jornada en la playa de Huatulco, con el sol poniéndose en el horizonte del Pacífico y envuelto en una densa capa de suave lodo. La experiencia será inolvidable, por cierto, y tu piel agradecerá el tratamiento. Las cualidades revitalizante de estos baños eran ya conocidas y aprovechadas por los pueblos originarios de esta parte de México.

Los onsen en Japón

El sentido del desnudo en este país es diferente, la piel no ofende y el pasearse por un onsen en cueros es natural. El onsen japonés es un hermano lejano de la sauna finlandesa: un lugar de relajación y socialización. El espacio está pensado para tomar contacto con los elementos (el agua, los sonidos, la paz, la Naturaleza) y así combatir el estrés de la vida diaria.

Los hay al aire libre (los rotemburo) y otros cubiertos, y seguramente encontrarás alguno en el centro de las ciudades. Y si en tu viaje por Japón te sientes agotado de tanta caminata, en los pueblos encontrarás las ashiyu, pequeñas piscinas poco profundas que aprovechan las abundantes aguas termales del subsuelo japonés, para regalarte un baño de pies revitalizante.

Hammam en Málaga

La herencia árabe sigue viva en las calles, el patrimonio monumental, la música, las costumbres de Málaga. Las teterías y los dulces nos traen los sabores moros y desde hace poco, la costumbre del encuentro distendido en un hammam. Afortunadamente se ha rescatado del olvido y el deterioro a uno de los antiguos baños árabes que tenía la ciudad. Una experiencia vigorizante que tu cuerpo recibirá con placer.

El agua es la gran protagonista, te salpicará, te bañará, te masajeará con su mano tibia para luego hacerte despertar del letargo con el shock de las bajas temperaturas. Un espacio ideal para relajarte, en las salas tapizadas de mármol entibiado con el agua caliente en permanente circulación. Aromas y sensaciones que se multiplicarán gracias a los masajes con jabones naturales en manos expertas y acompañado más tarde con un té de perfumes de Oriente en una sala tapizada de alfombras.

Masaje tailandés

Una de las experiencias más relajantes que puedes regalarle a tu cuerpo es la de un masaje tailandés. Si bien se ha incorporado hace relativamente poco al menú de los spas occidentales, el tradicional masaje tailandés es practicado por los monjes budistas desde hace más de 2.500 años. Podrás regalarte un masaje de este tipo en cualquier playa tailandesa y en la casi totalidad de los hoteles del país. Sin embargo, si quieres algo diferente, os recomendamos que te acerques a las Escuela de Masaje Thai en Wat Pho, en Bangkok donde además de recibir el masaje te enseñarán la técnica.

Pero ¿cómo es un auténtico masaje tailandés? Es una técnica lenta de estiramiento donde el masajista utiliza todo su cuerpo para presionar sobre el tuyo. Se realiza totalmente vestido, sobre un futón en el suelo y se comienza con la apertura y flexión de tus piernas. El masajista modelará cada parte de tu cuerpo en posiciones extrañas (y algunas un poco dolorosas) para conseguir la elongación de los músculos. Si bien en el momento te preguntarás: ¿Quién me ha mandado a meterme en ésto?, cuando te pongas de pie te sentirás ligero, flexible y lleno de energía.

Piscinas termales en Islandia

Cuando pensamos en la lejana Islandia, nuestra mente tiende a pensar en superficies heladas, sin embargo gracias a las vertiginosa actividad volcánica de su subsuelo, la isla disfruta de una enorme cantidad de aguas termales. El aprovechamiento de este recurso se ha incorporado a las tradiciones cotidianas de los islandeses desde tiempos inmemoriales. El encuentro en las piscinas termales es tan común como juntarse con los amigos en el bar.

Son unas 16 piscinas en las cuales se practica una forma de “natación a la islandesa” que no es otra cosa que remojarse en agua caliente a 29 grados. Y socializar, por supuesto, porque las piscinas sirven para hacer amigos y organizar la consecuente continuación en un bar, mientras tu cuerpo está sumergido y tu cabeza en el aire gélido que apenas se sufre.

Aquí tienes 5 experiencias spa para regalar a tu cuerpo y tu mente un descanso y mimo merecidos, cuando recorres el mundo.

Imágenes| Steve Jurvetson, Tsuda y William Murphy