El DRM es una cosa maravillosa. Para los que no hayáis escuchado nunca hablar de ello, aunque sin saberlo muchos habréis pasado por su aro, os lo aseguro, son las siglas de Digital Rights Management. O gestión de derechos digitales. Y es algo precioso, no sabéis cuánto. Todos amamos el DRM, día y noche. Yo comería DRM en el desayuno, el almuerzo y la cena. Y sólo escucho música con DRM, cuanto más salvaje, mejor. Pero vayamos a los juegos, que es lo que nos interesa ahora.

Seguro que ‘SimCity’ os suena, ¿no? La semana pasada salió la nueva entrega de este popular videojuego de estrategia en el que podemos crear ciudades enteras y gestionarlas. Y tiene un sistema de DRM la mar de hermoso, ya veréis. Resulta que el juego obliga al jugador a contar con una conexión permanente a Internet. Es decir: ‘SimCity’ tiene que estar en todo momento conectado a los servidores de Maxis, la compañía encargada del desarrollo del juego. Siempre, aunque juguemos solos, aunque no queramos saber nada de otros jugadores. Da igual. O dejas que el juego se conecte o no juegas. Ea.

El sistema parece que ha dado algunos errorcillos. Nada, la compañía se ha visto obligada añadir nuevos servidores y quitar funcionalidades, Electronic Arts ha retirado campañas de marketing, etc. para intentar que la cosa funcionase (a fecha de hoy ya está todo casi solucionado). A mí todo esto me chifla y creo que todos los juegos deberían llevar un DRM como este o más gordo. Creo que hay pocas sensaciones mejores que gastarte 60 euros por un juego y no poder jugar en una maldita semana entera porque el DRM —bonito, bonito— y sus restricciones han provocado un tráfico desmesurado que ha destrozado los servidores del juego como si fueran sandías lanzadas desde un quinto piso.

NO.

En 1001 Experiencias | El arte de campear
En 1001 Experiencias | El mando de la nueva Xbox