El jugador antes conocido como Ron Artest
En la NBA actual cada vez vez hay menos personalidades excéntricas, jugadores que destacaban tanto por su rendimiento sobre la cancha como por su comportamiento fuera de ella. Y no nos referimos, en ese aspecto, a casos de jugadores implicados en peleas, tiroteos o problemas financieros, sino a hombres que, aunque pueden tener esos mismos problemas con la justicia, son más conocidos por los fans por ser, tal vez, lo más parecido a estrellas de rock en la NBA. En las últimas décadas, Dennis Rodman ha sido el exponente más típico, y uno de los que ha seguido bajo su sombra es el actual alero de Los Ángeles Lakers, Metta World Peace, o como se llamaba hasta esta temporada, Ron Artest.
A World Peace/Artest todavía le persigue, y lo hará siempre, el recuerdo de aquella monumental pelea con aficionados de los Pistons, en el Palace de Auburn Hills el 19 de noviembre de 2004, cuando jugaba en Indiana. Media plantilla de los Pacers fue sancionada por la NBA, y el castigo más duro le cayó a él, que inició la chispa al saltar a la grada a pegar a un aficionado que le había insultado. Artest fue suspendido para lo que quedaba de temporada, que fueron finalmente 73 partidos de liga regular y 13 de Playoff
Artest llegó a la NBA en 1999, drafteado el 16º por Chicago Bulls, y desde el principio se ganó fama de especialista defensivo y de tipo con un carácter… complicado. Hasta que no fue traspasado a Indiana Pacers, en 2002, no empezó a despuntar, ganando allí el premio al mejor jugador defensivo en 2004, pero también fue allí donde cimentó su fama de excéntrico y difícil. Además de ese Malice at The Palace en Detroit, se convirtió en habitual que recibiera técnicas y faltas flagrantes, y todavía lo fue más cuando recaló en Sacramento Kings, en 2006. La historia de que Artest estaba loco y era un jugador sucio caló en la NBA.
Artest siempre ha llevado muy a gala haber crecido en un proyecto de viviendas sociales de Nueva York, “ser del ghetto”, como explicó él mismo cuando fichó por los Rockets, en 2008. Pero luego ha expresado, al mismo tiempo, una mentalidad muy poco de estrella y más de ponerse al servicio del equipo. Tanto en Houston como cuando recaló en los Lakers, una temporada después, siempre dijo que se ponía al servicio de lo que sus entrenadores quisieran de él, que suele ser defensa exterior para secar a la estrella del rival. Y al final, en Los Ángeles, tuvo su recompensa con el campeonato que ganaron en 2010, el último de Phil Jackson como entrenador.
Las excentricidades de Artest no se quedan sólo en la cancha y, por supuesto, ha tenido sus problemas con la justicia fuera de ella. Ha cambiado a menudo de dorsales, muchas veces con peculiares historias detrás. Por ejemplo, el 37 que lució en su primera campaña como Laker hacía referencia a las semanas que ‘Thriller’, de Michael Jackson, fue número 1 en ventas de forma consecutiva, y el 15 que lleva ahora es el mismo que llevaba en la universidad St. John’s. No es raro verlo con cortes de pelo peculiares y, después de ganar el anillo de campeón, no sólo se lo agradeció públicamente a su psiquiatra, sino que se muestra muy activo en campañas de concienciación por la salud mental.
Sus últimas actuaciones fueron participar durante el lockout en el ‘Mira quién baila’ americano, ‘Dancing with the stars’, y en cambiarse su nombre, oficialmente, a Metta World Peace. Pero su fama de duro sobre el parqué sigue con él, y a veces de forma justificada, como con el codazo que le dio a James Harden, de los Thunder, al final de la última temporada regular. World Peace ha sacado discos de hip hop, ha tenido un reality y hasta recibió en 2011 el premio que entrega la NBA a jugadores muy involucrados en labores humanitarias. Artes es una contradicción ambulante.
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