Viaje a las Islas Cíes: la mejor playa del mundo está en España
Cuando pensamos en las mejores playas del mundo siempre nos vienen a la cabeza destinos lejanos: el Caribe, Tailandia, Brasil… Pero pocos españoles saben que en nuestro país tenemos una de las mejores playas del mundo. Os hablo de Rodas, en las Islas Cíes. El diario británico The Guardian la coronó como la mejor del mundo, y yo que recientemente la he visitado os garantizo que no mienten.
Álvaro Onieva es un joven granadino que vive en Madrid. Se licenció en Comunicación Audiovisual en Málaga y posteriormente realizó un máster en Creatividad y Guiones de Televisión. Es un amante declarado del medio televisivo y desde hace más de un año escribe en el blog ¡Vaya Tele! y desde hace un tiempo en Diario del Viajero.
En plena naturaleza
Al preparar mi viaje a Galicia sabía que las famosas Islas Cíes tenían que ser una parada obligatoria, así que reservé los billetes del barco que nos llevaría allí y el camping para dormir. Quedaba rezar por que el tiempo acompañase. Salimos del puerto de Vigo, con el sol jugueteando con las nubes, y en poco más de media hora ya estábamos en nuestro destino. Sorprende al llegar al muelle el gran tránsito de viajeros que llegan y van a primera hora, pero aun así no hay sensación de masificación en las islas.
Tras pasar por la oficina de información turística donde nos explicaron las posibles rutas de senderismo que ofrece este Parque Natural, pusimos rumbo al camping para dejar las cosas. No esperéis grandes lujos. Allí sólo hay una zona de acampada entre grandes árboles para sentirte en plena naturaleza. Después de montar la tienda, con las típicas dificultades del que se le olvida dónde iba cada cosa de una vez para otra, nos pusimos en marcha de nuevo. Tocaba la ruta hacia el faro. Cuesta arriba y ya con un buen sol, así que antes de salir hubo que embadurnarse en protector solar.
El paseo por las Islas Cíes es muy agradable ya que ofrece en poco recorrido diferentes zonas naturales con las que disfrutar: la laguna de agua cristalina para ver especies marinas como si de un acuario natural se tratase, la zona boscosa o los escarpados acantilados donde avistar aves y gozar de las vistas. Y cómo no, sus playas. Después de subir hasta el faro era ya el momento, por fin, de ir a la playa. Las isla principal de Cíes tiene varias playas, pero queríamos ir a la principal, Rodas, que por algo ha sido nombrada la mejor del mundo.
Rodas, un paraíso
Arena blanca y agua cristalina. De ensueño. Eso sí, el agua atlántica no es precisamente caliente, y uno que es mediterráneo no lo tuvo fácil para meterse. ¿Conocéis esa sensación de que metes los pies en la orilla y empiezan a dolerte los huesos del frío? Sí, muy fría. Pero ya que estábamos y encima el calorcito acompañaba, ¿cómo no íbamos a bañarnos? El truco: entrar al agua corriendo y sin pensarlo. Bañista kamikaze. Y merece la pena, que una vez se te pasa el sustillo se está genial en el agua.
Acabamos el día de playa y a dormir al camping. Quién iba a pensar que con tanta gente como había, especialmente jóvenes, nos iba a rodear ese silencio majestuoso a la medianoche escuchando solamente los sonidos de la naturaleza. No se duermen todos los días en un lugar así.
Nos despertamos pronto para aprovechar el día y Cíes nos tenía preparada una sorpresa. La isla estaba totalmente rodeada de una espesa niebla. No veíamos desde nuestra tienda la cima de la montaña ni medio kilómetro más allá de la orilla. ¿Se habría acabado el mundo al otro lado de esa mágica y espesa bruma?
Tras el desayuno y un pequeño paseo, la isla comenzó a despertar y la masa que nos rodeaba a dispersarse. Y nuestro segundo día estaría dedicado a la playa de nuevo, pero esta ver en Figueiras, la playa nudista de las Islas Cíes. Nuevamente agua transparente y fresquita y una arena increíblemente suave. Día de contacto con la naturaleza y relax máximo. Y una gran felicidad hasta que llegó la hora de volver al barco, otra vez a casa y unas ganas enormes de volver.
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