Un baño bajo la nieve en Budapest
Supongo que la mayoría de los que estáis leyendo estas palabras querréis pisar la playa para disfrutar del calor y de un refrescante baño, si seguimos lo que conocemos como lo “normal”. Pero en esta vida hay que huir un poco de esa “normalidad”, probar cosas nuevas y experiencias para el recuerdo.
Tuve la suerte de viajar no hace mucho a Budapest, ciudad bañada por el Danubio y capital de Hungría. Preparando mis viajes siempre intento buscar curiosidades y algo en particular que sé que en mi ciudad de origen me es difícil de llevar a cabo. Dicho y hecho. En un viaje donde mi equipaje estaba compuesto por ropa de abrigo, donde esperaríamos temperaturas de hasta cinco grados, colé mi bañador y toalla de playa.
Alejandro Fuster, de cabeza ingeniera, cree encarecidamente que en la rama de las ciencias hay falta de ir y venir de libros puramente literarios, experiencias humanas y exceso de fríos tecnicismos. Mientras tanto, escribe en un humilde blog con un nombre peculiar, Pintasmonas
Y así fue, con escasos grados en la calle, nos llenamos de valor, vestimos nuestros bañadores de gala y toalla al hombro encaminamos la piscina exterior que corona el Széchenyi, un recinto termal del año 1913 y cuyo tamaño es de los más grandes de Europa. Imaginad por un momento esa sensación de estar a 37º dentro del agua y fuera de ella el hecho de nevar. Sin duda una experiencia irrepetible, más si cabe por la magia del entorno en sí mismo y por estar en la misma ciudad. Aunque para experiencia es el momento de salir del agua y enfilar el camino al interior del edificio. Rizando el rizo, si os animáis, os aconsejaría ir de noche.
La noche en Budapest
La noche en esta ciudad encierra muchos lugares que no vienen en las guías de viajes. Uno de ellos es el Szimpla. Digamos que este lugar… en verdad no sabría catalogarlo. Hace función de sala de conciertos, exposiciones, proyección de películas, etc. Pero por la noche se convierte en un pub bastante curioso. Entre sus paredes recoge varias zonas, que puedes disfrutar según te apetezca marcha o tomarte una cerveza sentado con una cálida conversación entre amigos. El lugar incluye una decoración muy pintoresca, con soportales, un segundo piso por encima de estos soportales, terrazas a la luz de la luna, asientos con forma de bañera o coches… Uno de los mejores ambientes de Budapest se concentra aquí, que en principio está escondido y aparenta ser pequeño pero conforme entramos nos damos cuenta de su magnitud. He aquí mi pequeña recomendación extraoficial.
Hablar de Budapest es hablar del Danubio. A su paso por esta ciudad cobra una majestuosidad impresionante. Sus largos puentes dejan paso a sus aguas y por ellas transcurren barcos de gran envergadura. La noche le sienta bien a la capital húngara. Es por ello que, uniéndola al río, viviremos un paseo inolvidable en barco pudiendo deleitarnos en la oscuridad rota solamente por la iluminación de puentes y monumentos, como el tercer parlamento más grande del mundo, que se dejan ver en las orillas.
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