Los desnudos en blanco y negro, por favor
¿Cómo quiere el café, señor? Blanco y negro, por favor. ¿Cómo quiere los zapatos? Unos brogues en blanco y negro, como buen mod, claro. ¿Cómo quiere la película? Con sonido, pero poco, con espías, con gabardinas y sombreros, con malos feos y mujeres guapas, pero en blanco y negro. ¿Y cómo quiere la revista? ¿Le acerco ese ejemplar en color? ¡No, por favor! Todo en blanco y negro. El color no vende suscriptores. Los desnudos sí. Al menos estos.
En aras de dignificar los desnudos o buscar la falsa elegancia del blanco y negro, el filtro que acabas usando en la cámara para ocultar más fácil algunos fallos perceptibles, nos acabamos convertiendo en perros con la falsa visión de tan extendida. Él no es un fotógrafo cualquiera, es un fotógrafo en blanco y negro. Ya.
La misma emoción que causa un refrito como ‘The Artist‘ (ei, que encima es muda) se acaba viendo en unas fotos de desnudos en revistas que fuerzan lo artístico cuando las modelos de por sí ya hacen la foto la instantánea más bella de ese instante.
Un blanco y negro asociado a nostalgia, a ausencia de medios, a pureza, a James Dean y su perfecto tupé con su cigarrillo ‘rebelde’ en la boca para acabar perdiendo la vida en un lujoso Porsche frente a un utilitario Ford que había revolucionado el mundo del consumo.
Los desnudos en blanco y negro, por favor, pero para otro.
Fotos | Industrie, Alessandro Russino, Danny Cardozo
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